-Capítulo 29-

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Victoria Bowen.

—¿Debería felicitarte?

—¿¡Felicitarme!? Irme preparando el funeral, querrás decir.

Jasmine hablaba con Mattew en el escritorio que daba vista a la parte del sector donde se encontraban el conjunto de mesas donde las reclusas se sentaban a comer cada tiempo del día o se sentaban ahí para jugar cartas o hacerse trenzas en el cabello cuando podían salir de sus celdas.

En ese momento las celdas estaban cerradas y en esa parte del sector nos tocó vigilnacia a Matt, a Jas y a mí. Ella y yo mirábamos a Mattew quien con tranquilidad arreglaba el horario que de nueva cuenta la oficial McKinnon le había encargado organizar, por esta razón Jasmine lo molestaba felicitándolo por las responsabilidades y confianza que le había dado la cabo McKinnon y que si él quería ella podía ir al registro civil y cambiarle el apellido de Larson a McKinnon para que todos supieran de ahora en adelante él era hijo de nuestra superior.

Claramente lo dijo lo suficientemente bajo y discreto para que nadie se diera cuenta de lo que había dicho, de la misma manera reí ligeramente para no levantar sospechas. Matt reaccionaba frunciendo un poco el ceño y escribiendo más rápido de lo normal en la tabla.

Nos encontrábamos tranquilos en un ambiente de compañerismo, pero ninguno sospechaba de que yo había estado esperando ese día en particular hace una semana.

Cuando llegué a mi casa después de cenar con los chicos en el elegante restaurante chino dejé lo que había pedido para mi mamá en el refrigerador y subí a mi habitación dispuesta a recordar nuestra conversación antes de que nos llevaran la comida a la mesa, en el proceso me di cuenta que tenía mucha, pero mucha información que no creí obtener en una simple plática, además de eso llegué a la conclusión de que estaba decidida a saber quién era la persona que miraba todos los días en el mismo lugar, con el mismo uniforme a rayas, quien me ayudó a encontrar un mejor camino y que obtaba por una sonrisa siempre que me saludaba. Fue ahí cuando me di cuenta que toda esa información podía usarla a mi favor, pero con sólo tener unas cuantas cartas mi objetivo no iba a hacer exitoso, yo necesitaba un plan.

Me molestó un poco que pasé un tiempo considerado de la noche ideando algo pero la cabeza no me daba para nada en ese momento, hasta que de repente cruzó un nombre por mi mente tal como un rayo en media tormenta eléctrica.

Mattew.

En la plática de aquella noche él había hablado bastante y de muchas cosas, pero algo de lo que Jasmine mencionó respecto a él era lo que más recordaba en la plática respecto a su persona, y eso era de que a mi carismático y responsable compañero de trabajo gustaba de una de las oficiales de policía que trabajaba en el sector.

Cerré los ojos y memoricé su nombre.

Gail Flynn.

En ese momento no tenía un plan, pero algo era seguro y ese algo era que iba a usar ese pequeño factor a mi favor en sea lo que sea que terminara decidiendo por hacer.

Al día siguiente después de esa noche ya me sentía lo suficiente descansada –a pesar de que no dormí mucho– para comenzar a idear algo. Mientras vigilaba, mientras ayudaba en el papeleo del sector, mientras saludaba discretamente a las tres chicas que siempre me sonreían con un entusiasmo discreto, yo maquinaba lo mejor posible un plan, y las puertas de la iluminación se me abrieron cuando vi pasar a la oficial McKinnon con una tabla debajo de su brazo.

Era inevitable, cada que miraba una tabla de madera para apoyarse y escribir me recordaba a Mattew. Desde que llegué la mayoría de las veces lo miré con una, así que no podían culparme por asuciar el objeto con él.

Te amaré tras las rejas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora