-Capítulo 27-

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Katherine Campbell.

Hoy se brinda por una nueva cabeza.
¡Salud!

Doblé lo más que pude el extenso papel a comparación de lo poco que tenía escrito. No pensaba hacerlo trizas como mi mente deseaba y me pedía que hiciera, si perdía un trozo y alguien más lo encontraba estaría en serios problemas.

Después de varios dobleces logrando hacerlo completamente compacta la hoja de papel, logrando que los lados de los dobleces se volvieran filosos, coloqué el cubito de papel dentro de la funda de mi almohada.

Suspiré apoyando mis codos en mis rodillas aún sentada en mi cama.

Me había llegado una carta nueva. La última que me había llegado era nada más y nada menos la que me había estado carcomiendo toda una mañana, después de los sucesos de ese día llegué a la conclusión que si no hubiera tenido aquella tranquila y cálida charla con la oficial Bowen probablemente hasta hoy en día seguiría martillándome la cabeza tratando de comprender a que se refería el escrito en la carta.

De hecho, debía poner a mi cerebro a analizar la última carta, no podía durar mucho siendo mía porque no sabía cuándo harían una revisión en las celdas, no podían encontrarme con el sobre y la hoja en su interior todavía siendo de mi propiedad. Debía apurarme y entender aunque fuera un poco lo que estaba escrito ahí.

Y me iba a concentrar en eso, porque analizar la que recién en la madrugada me había llegado era... causa perdida.

Literalmente, no tenía la menor idea a qué se refiría.

¿Nueva cabeza? ¿Brindar?

Tal sólo pensar en las mismas palabras que se habían escrito en la hoja de papel me daba repelús. Se me revolvía el estómago y sentía como me amargaba desde las entrañas esa simple pero muy maldita carta, y eso que no sabía tan siquiera que quería decir, pero igual, el odio y el desprecio era el mismo.

Suspiré de nuevo y revolví me cabello al sentirme de alguna manera expuesta por el sencillo hecho de mi máxima y inevitable ignorancia ante cada una de las cartas.

Porque las anteriores eran iguales, no las entendía a pesar de que prácticamente todas mencionaban ciertos aspectos que en todas se presentaban, no había comprendido ni había podido unir palabras y buscarle un sentido lógico o alguno al que yo podría familiarizarme.

Y eso me estresaba.

Me enojaba...

Me hacía sentir tan impotente.

Y de alguna manera me hundía...

Y no sabía cuánto más podría soportar... así...

Yo...

— ¡Kath!

— ¿Eh? ¿Eva?

— ¿Qué haces aquí? Te dije que te esperaría por los pilares del nivel superior. —Explicó Eva acercándose — Al parecer no me escuchaste, pero no importa, así que... ¿Uh? ¿Estás bien?

Ladeó su cabeza viéndome con cierta preocupación. Se ajustó las gafas para buscar mi mirada.

— Oh, sí, estoy bien. Gracias por preguntar. —Respondí tranquila y normalmente.

Te amaré tras las rejas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora