-Capítulo 6-

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—¡Victoria Winny Bowen, que no se te ocurra irte sin desayunar!

Estaba a punto de poner la mano en la perilla de la puerta principal hasta que mi madre gritó desde la cocina. Al encontrarme sin salida me dirigí a la cocina en donde encontré a mi mamá moviendo algo en una sartén, probablemente el desayuno, pero al ver la mesa me cuestioné.

En ésta se encontraba un plato alargado con varía tostadas de pan, un bonito y brillante jarro de jugo de naranja, por un lado había una caja de cereal y a su par había un tazón con leche y en una canastita habían como seis pastelitos de los cuáles desconocía su sabor.

—¿Por qué me da tanta pena estar aquí? —pregunté entrecerrando los ojos.

—¿De qué hablas? —Mamá volteó para verme y así pude notar que era tocino lo que freía.

—Me refiero a que ya estoy mayor para que mi madre me haga el desayuno. —aclaré sentándome en una silla del comedor. Comedor que papá le había comprado a mamá cuando se casaron y desde entonces siguía igual de bonito y estable.

—Tonterías. Además, ¡es tu primer día! ¿no te emociona? —no podía llevarle la contraria aunque quisiera, y menos a esa brillante sonrisa que me regalaba.

—Se siente como si fuera el primero, pero de clases, en el típico contexto de la nueva ciudad, nueva escuela y nuevos amigos. —opiné divertida haciéndola reír.

—Bueno, no es muy distinto.

No podía llevarle la contraria a eso tampoco.

Era mi primer día, el comienzo de mi gran oportunidad, mi mamá y Emma estaban muy contentas porque me contrataron, y todavía de tal manera tan peculiar, y sí, yo también estaba feliz por eso, pero estaba más emocionada por lo que estaba a punto de hacer.

Rastrear a una persona que fue buscada en algún momento por la policía asegura que es un increíble fugitivo, y es casi definitivo que a una sola persona se le haría casi imposible el encargarse de buscar a alguien así, ¿pero me importa? No, aunque debería.

No sabía exactamente qué buscar en la comisaría para ayudarme a encontrarlo, pero sabía que existían fuentes, equipos e información que tal vez si yo la empleaba de manera eficaz iba a lograr encontrar al famoso Randy Colmillo.

—Sí me emociona, sólo que... No sé que me pondrán a hacer el primer día. —dije ya yendo por mi tercera rebañada de pan.

—No te preocupes, cariño —se acercó mamá poniendo el plato de tocinos recién sacados de la sartén frente a mí en la mesa—. ¡Que sabemos si te ponen a investigar un robo o un asesinato!

—Mamá, soy policía no detective.

—¡Qué sabemos! —repitió—. Estuve investigando y me enteré de aquí en Dallas hay algunas pandillas peligrosas que han matado a sus enemigos de otras partes, tal vez te mandan a investigar un caso parecido. —aseguró sonriendo fingiendo que todo lo que había dicho no era nada preocupante para ella, y fuera un tema de conversación de lo más casual.

—¿En serio te pusiste a investigar? —sonreí burlonamente.

—¡Ya, desayuna! Se te hace tarde.

Estuve segura de que con ese enorme desayuno tendría una segura sesión nocturna de abdominales.

. . .

—Y última recomendación. No hables con Nathan.

Emma había llegado con La Avalancha a mi casa para que fuéramos juntas al trabajo. Ahora estaba dándome una lista de recomendaciones que incluían no comer las rosquillas con glaseado de fresa con pelo y no ir al último baño del pasillo de las oficinas de demanda.

Te amaré tras las rejas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora