Capitulo 5

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Todos llegaron al comedor, el cual quedaba en el centro de la casa. Este era amplio, con una mesa grande en donde los seis cabían perfectamente. Esta era resctangular, y tenia dos lados con dos sillas y los otros dos con una. Luigi fue a sentarse tan rápido como pudo, quedando en una de las orillas de la mesa, precisamente para no quedar a la par de nadie. Daisy se sentó lo más lejos que pudo de él, quedando a un lado de Pauline, quien se sentó en la otra orilla de la mesa. Mario se sentó a un lado de Luigi, quedando un espacio vacío entre él y Pauline. Rosalina se dirigió a ayudar a Peach en la cocina, llevando los platos hacia la mesa.

Mario (viendo hacia la cocina) : ¿Tu sola hiciste todo esto, Peach?

Peach (desde la cocina) : Así es, me sirve de práctica para mi carrera. No se cuanto comen ustedes, así que disculpenme si prepare mucho.

Mario : Tranquila, Luigi y yo nos quedamos con las sobras ¿verdad hermano?

Luigi : Sí.

Peach y Rosalina comenzaron a llevar los platos a la mesa, tomando Rosalina el plato de Mario y llevandoselo de primero. Peach la vio de reojo mientras se lo llevaba y lo iba a dejar, pues ella planeaba hacerlo. Ya sin esa opción, decidió llevarle a Luigi su plato. Una vez que todos tuvieron su comida, las chicas avanzaron hacia la mesa. Mario volteo a ver a Rosalina y dio unos toquecitos a la silla a la par de él.

Mario : Puedes sentarte aquí.

Rosalina fue a sentarse a la par de Mario mientras Pauline y Peach la veían fijamente.

Rosalina (sentandose) : Gracias.

Pauline (en su mente) : '¿Porque hiciste eso Mario?...'

Peach (en su mente) : 'Yo iba a sentarme allí...'

Nuevamente derrotada, Peach caminó hacia la mesa y se sentó a la par de Daisy, quedando frente a Mario, y a un lado de Luigi. El almuerzo transcurrió sin novedades, y Mario y Luigi acabaron con la comida sobrante tal y como habian dicho.

Peach (llevandose los platos) : Vaya, veo que se llenaron ¿eh?

Mario (tocando su estómago) : Puedes apostarlo (exhala aire) no comía tanto desde mi infancia. Por cierto, el caldo te quedo delicioso Peach, diez de diez.

Peach (sonrojada) : Gracias jiji.

Y así, todos volvieron a separarse. Mario y Luigi fueron a sus habitaciones y Mario por fin pudo terminar de desempacar sus cosas y ordenar el cuarto. Rosalina se ofreció a lavar los platos y aprovechó para convertir un poco de comida que habia guardado en trozos de estrella, guardandolos en sus bolsillos para llevarselos al destello. Ya en la noche, todos se acostaron listos para comenzar sus jornadas de estudios o trabajo al día siguiente.

En la mañana, Peach, Pauline, Rosalina y Luigi se levantaron temprano y se alistaron para asistir a clases. Tuvieron que tomar turnos para darse un baño, pero no hubo incidentes. Mario y Daisy, por su parte, se quedaron durmiendo.

Unas horas después de que todos los demás se fueron, la alarma de Mario comenzó a sonar. Él estiró su mano y la apagó de mala gana, viendo que ya eran las 10 de la mañana. Aún algo dormido, se levantó de la cama y se desvistió, enrollando una toalla roja en su cintura que dejaba su torso al descubierto, y se dirigió al baño a darse una ducha.

Iba de camino al baño cuando se topó con Daisy, quien venía hacia su habitación desde el otro lado del pasillo. Ella venía usando un top naranja y una pantaloneta blanca con líneas naranjas a los lados, además de llevar una toalla sobre sus hombros que pasaba detras de su cuello. Iba sudada y llevaba un pachón con agua en su mano derecha. Al ver a Mario, se quedó parada y lo vio de pies a cabeza, deteniendose un buen tiempo en su musculoso abdomen.

Todos bajo el mismo techo (Marioxharem)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora