CAPÍTULO 5: NO ERA ÉL; ERA ELLA.

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          Pasaron varias horas hasta que Camino salió del cuarto. Las horas que pasaron le ayudaron a calmar su ánimo irascible y ahora era víctima de las consecuencias de haberse puesto en tal estado de cólera.

          Volvió a la sala y tomó conciencia de lo sucedido con Anabel y sintió culpa por la manera en que trató a su amiga quien sólo buscaba ayudarla a salir adelante. Así que con mejor fuerza de voluntad se dispuso a ordenar el caos que regía en esa habitación, recogió los cajones, guardó cada cosa en su lugar, recogió las pastas que horas antes había arrojado con cólera. Le tomó prácticamente una hora volver a dejar la sala en las condiciones originales.

          Fue a tomarse un baño, se cambio de ropa y decidió presentarse sin aviso en casa de Anabel para disculparse por su mala actitud de la mañana. Soledad, la criada de Anabel, le abrió la puerta sin anunciar su llegada.

- ¿Puedo pasar? con timidez preguntó tomando por sorpresa a Anabel que estaba sentada en un sillón tratando de matar el tiempo.

- Por supuesto, mientras se ponía de pie... aunque para serte sincera había perdido las esperanzas de que aparecías por estos lados.

- He venido a disculparme contigo Anabel, por mi comportamiento esta mañana.

- Descuida Camino, soy yo quien te debe una disculpa, no tenía ningún derecho a cuestionar tus decisiones; por favor, toma asiento... ¿Quieres algo de beber?

- No, gracias.

          Camino demostraba verdadero arrepentimiento pero también una honda tristeza que Anabel no podía evitar notar en el rostro de su amiga y viendo el esfuerzo que Camino estaba haciendo para mostrarse fuerte, la dueña de casa le abrió camino en la conversación.

- Mira Camino, no quisiera que nuestro horrible desencuentro de esta mañana dañe la linda amistad que tenemos.

- Pienso igual que tú, tu amistad es muy importante para mí Anabel por eso me duele tanto nuestra pelea de esta mañana, tu amistad ha sido para mí un consuelo que me ha ayudado a sobrellevar mis penas.

- Me alegra que sea así, yo también te aprecio desde que te conocí correspondió Anabel.

- Y es por esa amistad que quiero serte honesta y que conozca toda mi verdad.

Diciendo esto, Camino le compartió su historia.

- Mi vida ha estado llena de desgracias e infortunios; ya te conté sobre el ataque que sufrí hace años en Santander y que fue la razón por la cual huimos de allí y terminamos instalándonos a aquí en Acacias.

- Tuvo que ser terrible para ti.

- Muchísimo, al punto de que estuve muda durante años porque no conseguí articular palabra alguna, me sentía rota por dentro y por fuera. Pero logré salir de ese oscuro pozo en el que me encontraba. El arte y la pintura fueron mis vías de escape; fue en la pintura donde encontré al amor de mi vida, un amor que me hizo muy dichosa y que terminó de una forma muy dolorosa.

- ¿Quién era él? preguntó Anabel.

          Camino guardo silencio y con una ternura que conmovió a Anabel, sin temor Camino la corrigió:

- No... no era él; era ella...me enamoré de una mujer, se llama Maite Zaldúa y ella era mi profesora de pintura.

          Anabel se sorprendió levemente pero Camino no vio en el rostro de la muchacha en ningún momento signos de horror ni escándalo.

"Maite & Camino" Siempre nos quedará París...Cartas Maitino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora