CAPÍTULO 28. SUFRAGISTAS.

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          Una otoñal tarde de sábado Maite y Camino salieron a dar un paseo por la París teñida de naranja y amarillo por las hojas de los árboles que anunciaban la inminente llegada del invierno. Mientras caminaban tomadas del brazo comentaban los cuadros que les sugería cada escenario que veían.

          Llegando a la explanada frente a la majestuosa e imponente torre Eiffel, las caminantes dieron con un grupo de mujeres reunidas. Se veía a una atractiva mujer de cabellos rizados, ojos color café y un intrépido lunar en la barbilla que se encontraba en medio de la ronda, sobre un banquillo, rodeada por el resto de féminas que la escuchaban atentamente, algunas con carteles en sus manos. Movidas por la curiosidad sobre qué podría estar cociéndose allí, aceleraron los pasos para acortar distancias con el grupo y poder escuchar a la disertante.

- Es por eso que compañeras, amigas mías... hermanas espero se sumen a este movimiento para que realmente empecemos a ser oídas por quienes nos gobiernan. Nuestro destino no puede quedar sólo en manos de los hombres, tenemos que luchar por lograr la igualdad de derechos y en un futuro poder decirles a nuestras hijas "Yo estuve allí. Yo luché para que tú tuvieras los mismos derechos que tu hermano". Debemos ser protagonistas de nuestras propias conquistas ¿verdad? con un espíritu de lucha y motivación arrolladora exclamaba la mujer.

- ¡SI! al unísono respondieron todas juntas cerrando con un fuerte y sostenido aplauso.

          Camino y Maite no podían creer con lo que acababan de tropezar, era un grupo de las autodenominadas "sufragistas", mujeres que luchan por el voto femenino. Camino estaba anonadada por haber logrado dar con un grupo así, de mujeres empoderadas y soltando el brazo de Maite fue directamente hasta donde se encontraba la mujer que acabada de expresar tan motivadoras palabras.

          El grupo oyente empezó a disolverse llevándose consigo algunas pancartas con frases fomentando el derecho de la mujer. Camino con un poco de timidez pero decidida empezó a abrirse camino entre las mujeres que se retiraban hasta llegar a dar con la oradora.

- Disculpe señorita, pero no puedo dejar de felicitarla por el discurso que acaba de dar con rostro de ilusión le habló a la predicadora que terminaba de recoger del suelo unos volantes y sus pertenencias.

- Muchas gracias, siempre es importante sumar nuevos rostros a nuestra lucha.

- Me llamo Camino Pasamar, encantada se presentó extendiéndole la mano para estrecharla.

- Celia Silva, un gusto conocerla; las mujeres estrecharon manos.

          Maite llegó en el momento que las mujeres se presentaron y se colocó al lado de Camino.

- Le presento a Mai...

- ¡¿Maite Zaldúa?! ¿La artista? con rostro encantado interrumpió Celia reconociendo a Maite.

          Maite se sintió un tanto incómoda por la reacción de la mujer, no entendía de donde podía llegar a conocerla porque para Maite era la primera vez en su vida que veía a esa mujer. Para no ser descortés expresó una cordial sonrisa cóncava, muy característica de ella y dijo.

- Lo siento... ¿nos conocemos?

- ¡Lo siento! de seguro les debo parecer una loca obviamente nerviosa se justificó Celia. No nos conocemos en persona pero soy conocedora de su carrera artística, he admirado no sólo el talento que tiene para el arte sino como está involucrada en la lucha por los derechos de las mujeres a través de su arte. Permítame decirle que es un honor para mí al fin conocerla en persona y con el brazo firme extendió la mano para darle un fuerte apretón de manos generado por el éxtasis de conocerla.

"Maite & Camino" Siempre nos quedará París...Cartas Maitino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora