CAPÍTULO 22: EL CUADRO.

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          La llegada de Gazpacho a la vida de Maite y Camino trajo alegría y diversión, pero en la misma proporción también acarreó dolores de cabeza e impaciencias porque era un perro con mucha energía y no era amante de las buenas costumbres. Había masticado algunos muebles y roto algunos objetos de la casa. Camino era firme en su afán de domesticarlo pero le estaba costando más de lo que imaginaba. Por su parte, Maite, quien le tenía el mismo cariño que Camino, no tenía la misma paciencia y consideración para con él y solía ser más severa al momento de reprenderlo.

           Con el paso del tiempo, el animal empezó a tener un tamaño considerable haciendo que fuese más difícil poder controlarlo físicamente y mucho más dificultoso verbalmente, sin embargo, con extraordinaria paciencia y dedicación habían logrado que Gazpacho aprendiera a hacer sus necesidades fuera del apartamento y no ladrar sin razón alguna. Lo único que no habían logrado hacer que aprendiera era a controlar su espíritu juguetón el cual terminaba convirtiéndose en un torbellino de saltos y corridas que terminaban de poner el departamento patas arriba.

          Cuando a Gazpacho se le ocurría empezar sus arrancadas, corría de un lado a otro, sin sentido a gran velocidad, entrando y saliendo de una habitación a otra, no midiendo su fuerza ni controlando su cuerpo chocando con los muebles o con lo que fuese que se encontrar a su paso. No le duraban muchos estos "ataques" pero era como los efectos de un tornado, empezaban con mucha excitación pero al final terminaba siendo todo un desastre.

          Había una habitación a la que Gazpacho tenía multado entrar y era al estudio de Maite, porque todo lo que había en ese cuarto eran obras únicas y había mucho material costoso y de mancharse o romperse algo era prácticamente irreparable e irremplazable. Así que la puerta del estudio el 99% del tiempo permanecía cerrada por seguridad, principalmente cuando ni Maite ni Camino estaban en casa.

          Faltaban una cuantas semanas para la exposición que Maite y Sophie estaban organizando, la mitad de las obras estaban terminadas y guardadas en el estudio de Maite.

          Camino, que la mayor parte de la tarde la tenía libre decidió aprovecharla y ponerse a dibujar algunos bocetos con unos carboncillos. Así que fue hasta el estudio de Maite a tomar su cuaderno y unos carboncillos, Gazpacho la seguía a todos lados a donde iba, así que como de costumbre fue tras ella quien le detuvo en medio del corredor negándole la entrada al estudio.

          Mientras buscaba los materiales para sus bocetos el teléfono sonó así que dejó sobre un escritorio el cuaderno y salió con prisa a tomar la llamada, al salir del estudio cerró la puerta pero quedó mal cerrada sin que ella lo notase. El perro, que estaba un tanto inquieto notó la puerta entre abierta e ingresó con un trote entusiasta. Recorrió el estudio pasando por entre los cuadros; algunos estaban apoyados en el suelo mientras otros estaban en los atriles cubiertos bajo telas blancas.

          Camino seguía en el teléfono. De repente comenzó a sentir a Gazpacho ladrar eufórico y ruidos de cosas cayendo al suelo. Salió corriendo para ver qué era lo que sucedida y al entrar al estudio encontró al perro ladrando parado en dos patas contra una ventana. El animal estaba ensimismado con un gato que se encontraba del otro lado de la ventana sentado en la baranda del balcón.

- ¡GAZPACHO! ¡BÁJATE DE AHÍ! ¡JODER, HOMBRE! reprendió Camino en un claro tono andaluz.

          Al escuchar el tono cabreado de su dueña y viendo que se venía hacia él con intenciones de darle una hostia, Gazpacho salió corriendo atropellándose uno de los atriles el cual cae sobre unos cuadros que estaban apoyados en el suelo contra la pared y estos caen como fichas de dominó encima.

- ¡JODER GAZPACHO! se quejó de muy mal humor Camino, mientras el perro la miraba desde el pasillo moviéndole la cola.

          Camino ordenó el atril que había quedado tumbado en el suelo, reacomodó la pintura como estaba sin destaparla y recogió los tres cuadros que habían caído también.

"Maite & Camino" Siempre nos quedará París...Cartas Maitino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora