CAPÍTULO 57: VERDADES A MEDIAS.

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          Al otro día, sábado por la mañana, el teléfono sonó en casa de Zaldúa-Pasamar.

- Diga atendió Camino, ¡ah, bonjour Nicolás! Si, ahora le aviso.

          La castaña, aún vistiendo su típica bata de seda y con el cabello suelto caminó descalza hasta el estudio donde Maite estaba trabajando, ordenando unas cosas.

- Cielo, Nicolás está al teléfono le avisó la castaña desde la puerta ya que el estudio estaba bastante desordenado y había demasiadas cosas en el camino para llegar hasta donde estaba la pintora.

- Gracias amor mío, ahora cojo la llamada.

          La castaña esperó a que la morena saliera del estudio para darle su beso de buenos días.

- Buenos días vida dijo la castaña mientras con ambas manos cogía el suave rostro de la pintora y besaba dulcemente sus labios.

- Buenos días cielo respondió la morena luego de ser besada. ¿Piensas andar vestida así todo el día? En tono de broma preguntó la morena.

          Camino, conociendo los chistes de la morena, sólo se sonrió y dejando en privado a la pintora fue hasta la cocina, le urgía tomar una buena taza de café.

- Bonjour Nicolás! Oui, oui, (pausa) d'accord... Bastante entusiasmada decía la vasca. Excellet! Exclamó, Merci, au revoir Nicolás y terminado de decir esto la llamada llegó a su fin.

           Con prisas la morena volvió a adentrarse al estudio. De entre los cajones del escritorio sacó unos cuantos sobres color madera y un par de papeles sellados y membretados, parecían papeles importantes. Camino, seguía en la cocina terminándose de preparar su café.

- ¡Cielo, tengo que salir un momento! Exclamó la morena terminando de vestir su boina roja y abriendo la puerta.

- ¿A dónde vas? Preguntó Camino con cara de desconcierto mientras terminaba de batir el café.

          La pintora odiaba mentirle a Camino, pero era un mal necesario tener que hacerlo.

- Voy a casa de Nicolás, parece que hay un tema del abogado por lo de Marco que no ha quedado resuelto y tengo que ver de qué se trata, pero no me tardo apurada y escondiendo los papeles de la vista de Camino dijo inquieta la pintora.

- Está bien... te amo dijo la castaña despidiéndola desde la cocina, creyendo la media verdad que la pintora le dijo.

          Camino disfrutó del buen café que se había preparado esa mañana; aprovechando el hermoso día (no parecía que el país estuviese atravesando una guerra) salió con Gazpacho a realizar las compras para el almuerzo. Hoy cocinaría ella, como forma de retribución a Maite, quien durante las últimas semanas se ha tenido que encargar prácticamente de todo.

          Maite llegó a casa de Nicolás y Sophie con los papeles, estuvo poco más de una hora allí y al salir no llevaba consigo ningún sobre ni ningún papel con los que había llegado. La verdad a medias para la morena valía como mentira, pero dada las circunstancias, la pintora consideraba que en estos tiempos una mentira era un sacrificio al que estaba dispuesta afrontar por el amor que le tiene a Camino y su promesa de cuidarla y protegerla a como de lugar.

          Antes de volver al departamento, la vasca hizo una breve parada en casa de Celia y Aurora. Momentos más tarde salió de allí con el compromiso de volver esta noche para la cena en compañía de Camino.

          Al llegar al apartamento, el aroma envolvente que venía desde la cocina abrió aun más el apetito de la morena, que sigilosamente se coló en la cocina desde donde provenía ese aroma tan exquisito.

- Hola cielo se presentó la morena.

- Hola mi amor respondió la castaña moviéndose de un punto a otro ocupada con el almuerzo que estaba por quedar a punto para ser servido. Mi amor, ¿puedes encargarte de terminar de arreglar la mesa? Pidió la castaña.

- Claro aceptó la morena tomando brevemente a la castaña de la cintura y dejándole un beso en el cuello.

          Faltaba colocar la bebida, Maite escogió un vino tinto para acompañar. Momentos después Camino sirvió el fantástico almuerzo que con tanto amor había preparado para la pintora.

          Durante la comida, la pareja conversaba sobre lo que harían el resto de la tarde. La castaña propuso aprovechar la agradable temperatura y el sol resplandeciente con una larga caminata, pero Maite se opuso al plan, tenía el estudio patas arriba y quería seguir trabajando en ello.

          A la castaña no le apetecía salir a caminar sola, así que desistió de su propuesta y se organizó otras actividades dentro del departamento para lo que restaba de la tarde hasta que llegara la noche.

          Falta una hora para la cena en casa Silva-Alarcón, Camino como de costumbre está tratando de decidirse que vestido ponerse poniendo medio guardarropas sobre la cama. Maite, que estaba por entrar al baño a ducharse le sugirió que vistiera el vestido que le obsequió para su cumpleaños. A Camino no le entusiasmaba mucho usar ese vestido, la última vez que lo usó fue para el baile y ese no era un momento que quisiese recordar.

          La castaña finalmente optó por el traje Trotteur de color rosa pastel que Maite le obsequió también el día de su cumpleaños. Al salir de bañarse la morena tuvo que controlar sus impulsos al ver tan hermosa mujer, con ese traje que resaltaba las curvas del cuerpo tallado a mano que lucía la castaña.

          En vuelta en toallas, secando su oscura cabellera la pintora se acercó por detrás de Camino que estaba terminando de peinarse y le susurró.

- ¿Y si avisamos que vamos a llegar dos horas más tarde? Con suspicacia y sonrisa traviesa le preguntó sugerentemente la morena mientras dejaba unos cuantos húmedos besos en el cuello de la joven.

          Camino se sonreía; entendía las pretensiones de Maite pero era de mala educación llegar a deshora a un lugar.

- Anda guapa, vístete que llegaremos tarde indicó la castaña mientras terminaba su peinado colocando la peineta que compartía con Maite.

- Eres una aguafiestas ¿lo sabías? Fingiendo malestar dijo la morena.

- Pues si te sigues comportando así, no tendrás ni siquiera postre amenazó entre risas y con doble sentido la castaña que empezaba maquillarse.

          La pareja llegó a tiempo a la casa de la enfermera y la escritora. Los aperitivos estaban listos a su llegada, el comedor estaba decorado exquisitamente, habían hecho algunas modificaciones con la ubicación de los muebles, no estaban como siempre, un tanto llamativo siendo que las dueñas de casa dentro de pocos días van a estar por un largo tiempo fuera; la música alegraba la reunión de amigas que recién empezaba.

"Maite & Camino" Siempre nos quedará París...Cartas Maitino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora