CAPÍTULO 24: TE QUIERO MUCHO, MI NIÑA.

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- Creí que no te volvería a ver débilmente reconoció Felicia.

- Pues ya ve, aquí me tiene ¿Qué era eso tan urgente de lo que me quiere hablar? rígida exigió saber.

          Felicia tuvo un ataque de tos terrible que incluso le hizo expulsar un poco de sangre en un arrugado y gastado pañuelo blanco con el que tapó su boca.

- No me queda mucho tiempo hija... agotada y con los ojos cerrados confesó Felicia necesito pedirte perdón Camino, de verdad.

          Camino se mantenía en su postura, inamovible. Con un rictus en su rostro y cuerpo.

- Lo lamento tanto Camino, siempre busqué tu felicidad.

- Pues verá madre... para su información al fin soy realmente feliz y no gracias a su intervención. A que sepa. Con severidad le aseguró la joven.

- De verdad que lo siento muchísimo hija, no sabes cuánto entre ahogos y lágrimas pedía perdón la moribunda mujer.

- ¿Algo más, madre?

          Por un momento pareció que Camino era una estatua de mármol por lo dura y fría que se mostraba frente a su madre.

- ¿Y la pintora? ¿Qué ha pasado con ella? con desprecio preguntó.

- ¡Maite!, madre, se llama Maite y no sólo es la pintora como usted despectivamente la nombra, ella es mi pareja ¿Por qué le cuesta tanto llamar a las cosas por su nombre?

- Si me estás pidiendo que acepte tu relación... lo siento... lo siento, pero no puedo llorando confesó. Pero tampoco puedo ignorar los sentimientos que tienes hija, como ya hice una vez en el pasado. Te amo mi niña, por encima de todas las cosas, sólo deseo que seas muy feliz.

- ¿Aunque sea con ella? remarcó Camino.

- Si tú la has elegido a ella, entonces yo ya no puedo hacer nada más.

- Lo lamento madre, pero entienda mi desconcierto, es difícil creerle, usted no es una persona que se salte los prejuicios en nombre del amor.

- Te equivocas hija; me he casado con Marcos y si hoy te pido que tú hagas lo mismo es simplemente porque te quiero. Entiendo perfectamente que desconfíes de mí, pero la vida nos enseña, la vida nos cambia e incluso la muerte también.

- Pues hace un momento me ha reconocido que no puede aceptar mi relación con Maite, yo no veo ningún cambio.

          Felicia no podía controlar los ataques de tos que se volvían cada vez más severos y seguidos. Dolorosas lágrimas se colaban por su semblante demacrado. Las fuerzas de Camino empezaban a fallar y tuvo que sentarse de lado en la orilla de la cama.

- Mi cambio consiste en no interferir más en tu vida como lo hice antes, no quiero someterte a más calvarios como lo hice obligándote a casarte con Ildefonso o cuando te oculté las cartas de Maite.

- ¿Está dispuesta a ceder? ¿de verdad? aún con incredulidad preguntó Camino.

- Así es, sólo te pido que me perdones, sé de sobra que el afecto y el cariño ya lo he perdido del todo con angustia y sufrimiento comentó Felicia.

- Usted siempre será mi madre... y no puedo evitar quererla con locura. A pesar del dolor que siempre ha estado ahí... el amor siempre triunfa madre y es el sentimiento más fuerte que jamás haya sentido y es lo único por lo que merece la pena luchar. 

"Maite & Camino" Siempre nos quedará París...Cartas Maitino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora