CAPÍTULO 51: CONFESIONES

229 23 15
                                    

          En Francia la guerra de trincheras se encuentra en punto muerto. Con ataques esporádicos tan mortales como inútiles.

          En las trincheras la moral está por los suelos, los soldados están hartos de luchar y no avanzar y los campesinos envidian a sus vacas que duermen en lechos más cómodos que los suyos propios. En las trincheras, los soldados viven como ratas entre ratas.

          En las trincheras todos los días son iguales a pesar de los constantes ataques; ninguno de los bandos consigue ganar terreno. Cuando suena el silbato los soldados salen a la superficie, al infierno en vida.

          La artillería es el infierno, la metralla desata el caos. La munición anti persona más aterradora es la conocida como shrapnel, proyectiles cargados con bolas de plomo rellenas con pólvora que explotan antes de tocar el suelo. Las bolas de plomo destruyen el terreno, atraviesan los escudos de metal y destrozan los cráneos de los soldados. Los campos de batalla están minados de rostros de hombres que quedarán desfigurados por el resto de sus vidas. Los franceses les llaman visages cassés (caras rotas).

          Los médicos se enfrentan a las heridas más terribles que jamás hayan visto. Se sienten impotentes ante los traumas que provocan los bombardeos; ataques de pánico, temblores, parálisis, catatonia. Millones de hombres se encuentran atrapados en la trampa mortal que es esta guerra interminable.

          Al este de Rusia los turcos, los austriacos y los alemanes combaten contra los rusos. Al sur los soldados austrohúngaros mantienen a raya a los italianos. Al este de Francia los alemanes se enfrentan con las tropas de la triple entente a lo largo de más de mil kilómetros de trincheras.

          Para mantener sus posiciones las tropas de los aliados necesitan protegerse mejor. Las fabricas francesas, en las que ahora sólo trabajan mujeres, se afanan para fabricar millones de cascos. Su elaboración es complicada pero están diseñados para ofrecer una mayor protección antes los shrapnel.

          Siguiendo el ejemplo de los franceses, las tropas británicas también optan por el casco de metal. Gracias a sus diseños se puede fabricar a partir de una única hoja de metal. Aún así, sus enemigos están mejor equipados con el famoso Stahlhelm o casco de metal que acabará representando a los soldados alemanes.

          En el bando francés, las excavadoras destrozan la campiña, cavan trincheras aún más profundas que ahora se organizan en tres líneas sucesivas, siendo la primer línea la más peligrosa y mortal de las tres.

          El ingenio humano no conoce fronteras en lo que a matar se refiere. Cualquier objeto es válido para lanzar explosivos a los enemigos en la trinchera opuesta.

          El hedor es insoportable. Los solados aguardan entre los barracones de artillería; duermen, juegan a los naipes, escriben cartas con la esperanza aunque se a pedazos, pero con vida de allí. Construyen precarios refugios a los cuales le ponen nombres ingeniosos, como: "hogar, miserable, hogar".

          Para la pintora todo el asunto de la guerra le generaba gran indignación. Maite estaba en contra de la guerra, no sólo por el hecho de que eran hombres destruyendo a sus semejantes sino que la guerra no hacía nada por los obreros, era un asunto que sólo le interesaba a los militares, a los burgueses y a los grandes empresario, porque los que van al frente a luchar en las trincheras, son los hijos de obreros y ellos no tenía nada que ganar al contrario, muchos perdía lo más preciado: la vida.

          Con Carina en la cárcel la vida en L'ecole continuó su rumbo; pasaron varias semanas y L'ecole volvió a la normalidad, bueno casi a la normalidad; con todo el asunto de la guerra en las calles parisinas y en las instituciones más prodigiosas y respetadas empezaba a haber mayor presencia militar. El país temía por una emboscada provocada por el enemigo y buscaba cuidar y defender al pueblo francés.

"Maite & Camino" Siempre nos quedará París...Cartas Maitino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora