CAPÍTULO 19: MÍRAME...

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          Pasó poco más de un mes desde que Maite salió del hospital, Camino ya estaba bastante adaptada al estilo de vida parisino aunque todavía tenía grandes dificultades para manejarse con el francés.

          Durante este tiempo Maite salió muy poco, por no decir casi nada, salía de forma esporádica y la mayoría de las veces era por insistencia de Camino que le proponía dar un paseo por las tardes por los jardines de Luxemburgo o por las noches para contemplar el Sena iluminado por las luces de la Torre Eiffel escuchando a algún violinista que regalara su música a los que pasaran por allí o quizá ir a tomar un helado en una calurosa tarde de julio, pero las salidas no eran lo que esperaba, era como que Maite se encontraba físicamente presente pero no su persona, su esencia no estaba ahí con Camino.

          Las noches también han sido un desafío estos últimos tiempos, Maite tiene problemas para conciliar el sueño y si lo consigue tiene reiteradas pesadillas y muchas veces son pesadillas terribles que la atormentan despertándola a mitad de la noche dando un grito de horror, agitada y bañada en sudor. Camino en más de una oportunidad ha tenido que intervenir para despertar a Maite por encontrarla gritando de angustia y terror aún estando dormida.

          La pintura está prácticamente abandonada para Maite, hace semanas que no entra a su estudio a pintar y si lo hace es a escondidas de Camino y siempre para hacer lo mismo, buscar el mismo cuadro que trataba de ocultar detrás de otras obras, pero jamás lo destapaba, Camino sabia de esto porque en más de una ocasión sin que Maite lo notara la observaba y veía la tristeza en su rostro, el dolor en su cuerpo, la rabia y quizá también la vergüenza en su mirada, mirada que lleva semanas sin contemplar porque desde que Maite salió del hospital Camino no ha podido tener contacto visual con ella y no entiende a qué se debe esa actitud. Sin contar que la pintora permanentemente esconde sus brazos, incluso estando en el lecho exclusivamente durmiendo, porque a pesar de las ganas de Camino de estar con Maite esta ha puesto excusas en todo momento no permitiendo la intimidad entre ellas. Maite oculta casi de forma obsesiva y compulsa los vendajes en sus muñecas que recubren las cicatrices de sus heridas que prácticamente están sanadas.

          Sophie ha estado visitándola periódicamente y alentándola para que retomen el proyecto de la exposición que no fue cancelado, sino que Sophie logró que las autoridades de L'ecole aplazaran la fecha para finales de año, antes de las fiestas, pero Maite ha puesto una y otra y otra excusa rehuyendo y queriendo desistir de hacer la exposición.

          Hace un par de días, el secretario académico y el vicerrector se presentaron en casa de Maite para ver en persona el estado de salud de la profesora y con la propuesta de que fuese ella quien se encargara de formar a los alumnos del último año luego del receso de verano, trabajo que consistía principalmente en hacer tutorías.

          Camino escuchaba desde la otra habitación la propuesta de los académicos y le hizo mucha ilusión al ver la oportunidad que Maite tenia para retomar su vida académica, sin embargo, Maite les respondió a los caballeros que lo pensaría y que en un par de días les daría su respuesta, que en realidad ya la tenía y era un firme no, pero por educación y respeto hacia los caballeros consideró elegante dar su respuesta en un par de días.

          La mañana posterior a la visita de las autoridades de L'ecole, luego de padecer nuevamente una mala noche, Camino se levantó con un humor bastante hostil y no era por las pesadillas de Maite o su inquietud para dormir sino por lo distante que la sentía día a día.

          Mientras preparaba el desayuno, en silencio, Maite no podía evitar notar la incomodidad en Camino.

- ¿Te encuentras bien? le preguntó Maite mientras terminaba de acomodar la vajilla para el desayuno, pero Camino no respondió.

"Maite & Camino" Siempre nos quedará París...Cartas Maitino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora