CAPÍTULO 54: EL QUE BUSCA LA VERDAD, CORRE EL RIESGO DE ENCONTRARLA. (PARTE 3)

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           Acompañada por la escultora, la morena se presentó a primera hora en el hospital. Aurora le dio el parte correspondiente y le expresó que aún la joven no despertaba debido a que los sedantes que le colocaron eran muy fuertes y tardaría un par de horas más en despertar.

          Como la cordobesa es una mujer de palabra, una hora después de la llegada de Maite al hospital, le permitió pasar a ver a Camino.

- Aquí te espero le susurró Sophie mientras se sentaba en una banca junto a una ventana a esperar a su amiga.

          La enfermera y la pintora caminaron a la par a lo largo del pasillo. La pintora sin saber que a unos cuantos pasos llegarían hasta la habitación de Camino se detuvo en seco en medio del corredor y le hizo una pregunta muy seria a Aurora.

- Aurora por favor, dime... júrame que Camino está bien, que ese mal nacido no la tocó, que no le hizo ningún daño preguntó extremadamente preocupada y angustiada.

          Con clara compasión la enfermera la cogió de la mano, la miró con la verdad en los ojos y dijo:

- Te juro, Maite... que ese tipo no logró su cometido. Camino tiene signos de haberse resistido y peleado con todas sus fuerzas para evitar el ultraje que pretendía su atacante. Es una luchadora; sólo tiene las marcas de las manos del atacante a lo largo de su cuello, así que no te impresiones al verlas, en unas semanas desaparecerán por completo; pero Camino está bien.

- ¡AY! Gracias a Dios, dijo Maite dándole un espontáneo y sentido abrazo a su estimada amiga por la veraz y confirmada noticia.

          Terminado el abrazo, caminaron juntas, tomadas del brazo la distancia que les faltaba hasta la habitación donde se encontraba descansando Camino.

- Estaré en la estación de enfermeras por si me necesitas avisó la cordobesa y diciendo esto Aurora dejó a Maite a solas con Camino.

          Con los ojos llenos de lágrimas y un nudo en medio de la garganta Maite entró a la habitación. Allí estaba ella, la morena se sentó en la silla que Aurora había dispuesto lo más cerca a la cama, cogió a la joven de la mano y no pudo contener más el llanto.

- Perdóname Camino entre sollozos empezó a hablarle. Perdóname, ojala hubiera llegado antes, sólo unos segundos habrían bastado confesaba sin poder dejar de llorar. Ahora ya es tarde. Mírate, incluso así estás hermosa; y yo que te juré amarte y cuidarte hasta el final te he fallado. Maldito Marco.

          Sophie llamó a la puerta.

- ¿Puedo entrar? Tímidamente preguntó la escultora.

- Si, si, pasa... permitió la morena al tiempo que trataba de recuperar la compostura y borrar el rastro de sus tristes y angustiadas lágrimas.

- ¿Sigue sin despertar? Preguntó la parisina.

           Maite inevitablemente volvía a comenzar a llorar.

- Maite... no te aflijas la consolaba, la enfermera me ha dicho que su pronóstico es positivo, que despertará cuando los sedantes dejen de hacerle efecto.

- Pero he estado tan cerca de perderla, creí que se me moría entre mis brazos confesó la morena mientras más lágrimas recorrían su angustiado rostro.

- Ven, dame un abrazo le pidió la parisina buscando darle ánimos. Tranquila Maite, afortunadamente todo a salido bien, escuché al médico decir que Marco evoluciona favorablemente y que sobrevivirá, no tienes de que preocuparte, ese hombre pagará por sus actos. Nicolás sostiene que los cargos de los que se le acusa a Marco lo mantendrán muchos años en la cárcel comentaba Sophie mientras Maite deshacía el abrazo.

"Maite & Camino" Siempre nos quedará París...Cartas Maitino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora