CAPÍTULO 14: ME TOCA PASAR ESTO SOLA...

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          Ya en casa de Sophie y Nicolás las esperaba Anabel en el sillón del salón principal, llevaba semblante serio y Camino percibía que nuevamente sería receptora de más malas noticias.

- Buenos días Anabel, ¿te encuentras mejor? quiso saber la dueña de casa.

- Por suerte sí, Sophie, probablemente se haya tratado de algo que no me sentó bien al estomago. Camino, necesitaría hablar contigo, si tienes un momento.

          Sophie, al igual que Camino, se había percatado del rictus serio de la jovencita y por el tono que usó al conversar con Camino intuyó que las jóvenes necesitarían algo más de privacidad, así que se disculpó bajo la excusa de ir a controlar que el almuerzo estuviese listo para servir, dejando a solas a las buenas amigas.

- ¿Qué sucede Anabel? preguntó Camino mientras tomaban de nuevo asiento en el sillón.

- No sabes cuánto lo siento Camino, pero no puedo seguir acompañándote, esta misma tarde parto de regreso a Madrid con profunda pena dijo Anabel.

- ¿Cómo?

- Mi padre me llamó hace una hora y quiere que vuelva cuanto antes y me lo ha exigido de muy malas formas, realmente está preocupado y también enojado y me le debo a él. Lo siento mucho.

- No te angusties Anabel, desde el primer momento supe el alto costo que estabas corriendo al venir conmigo, no puedo pedirte que hagas más por mí. Estoy en deuda contigo.

- Mi padre ha hablado con Nicolás para que se encargue de comprarme el boleto de vuelta y luego le devolverá a Nicolás el dinero.

          Resignada y dando un cansado suspiro Caminó dijo:

- No me queda más remedio que pasar esto sola.

- ¡No, Camino! yo estaré contigo, aunque sea en la distancia, te llamaré.

- Muchas gracias Anabel, eres una gran amiga.

- Perdón que las interrumpa, pero el almuerzo está listo les avisó Sophie.

          Las amigas con prisa quitaron las lágrimas de melancolía de sus rostros y recomponiéndose se dirigieron a almorzar.

          Se acercaba la hora de la partida de Anabel, un cochero las acercó hasta la estación. Cuando faltaron unos pocos minutos para arribar el tren, las jóvenes se despidieron.

- Bueno, tengo que irme.

- Anabel, has sido y eres la mejor persona que he conocido, estuviste conmigo siempre y te voy a estar agradecida toda la vida por tu noble y sincera amistad.

- Esto no es un adiós querida amiga, es un simple hasta luego, pronto volveremos a reencontrarnos, ya lo verás.

- ¡ÚLTIMO LLAMADO! ¡EN UN MINUTO PARTIRÁ EL TREN! gritó el jefe de estación.

          Las nuevas mejores amigas se fundieron en un profundo y emocionante abrazo dejando escapar un par de lágrimas agridulces.

- Au revoir Anabel se despidió Sophie.

- Au revoir, Sophie respondió Anabel.

          Anabel corrió a coger el tren que instantes después estaría en marcha rumbo a España. Los transeúntes, familiares y amigos de los viajeros comenzaban a agitar sus manos, sus pañuelos y algunos sus sombreros en señal de despedida de sus seres queridos que emprendían viaje.

"Maite & Camino" Siempre nos quedará París...Cartas Maitino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora