CAPÍTULO 47: LOS PREPARATIVOS

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- ¡CIELO! El almuerzo está listo exclamó Maite al pie de las escaleras.

          Camino estaba en la recámara preparando todo lo relacionado a su vestir de gala de esta noche, tenía casi todo escogido salvo los zapatos, ningún par de los que tenía le convencía del todo y eso le generaba algo de ansiedad.

- ¡Ahora bajo! Avisó Camino dando un grito desde la puerta de la alcoba.

          La joven terminó de sacar todas las cajas de zapatos que tenía y las dejó en el piso a los pies de la cama, después del almuerzo retomaría con la tarea de escoger un par que le vaya acorde al vestido.

          Maite ese sábado está totalmente inspirada con la cocina, el Ratatouille le había salido fantástico.

- ¿Pero qué es eso que huele tan rico mi amor? Preguntó la castaña entrando al comedor.

- Vamos amor, siéntate que se enfría apuró la "chef".

          Camino tomó asiento y observaba muy atentamente el desconocido plato que la morena estaba sirviendo. Casi como toda una cocinera profesional Maite le sirvió a Camino un Ratatouille emplatado como si lo estuviese sirviendo en el mejor restaurant de París.

- ¡VOULÁ! Con su característica energía exclamó Maite y una gran sonrisa en su rostro.

          Camino se sonreía al ver a la chef tan enorgullecida de su trabajo, pero aún sentía intriga por saber cual era este nuevo plato frente suyo.

- Mi vida... ¿me puedes explicar de qué se trata este plato increíble que acabas de servirme? Entre risas preguntó la andaluza.

- Hoy almorzaremos Ratatouille explicó la morena mientras terminaba de servirse su porción.

- Disculpa... ¿Rata...qué? con mayor confusión preguntó la joven.

- Ratatouille en un perfecto francés reiteró la pintora. Pero anda, no querrás que se te enfríe insistió Maite.

          A la española le daba mucha gracia ver a Maite entusiasmada con algo. Sin más preguntas, la joven tomó el tenedor y probó un bocado de la, hasta ahora, desconocida comida. Cuando esos gustillos llegaron a su boca, la andaluza experimentó una catarata de sabores inéditos para su paladar.

- ¡UUUMMM! Cariño... esto está delicioso reconoció la andaluza aún con el bocado de Ratatouille en su boca.

- ¿A qué sí, verdad? Confirmó la morena.

          Quizá los últimos huevos benedictinos que cocinó la parisina no le hayan salido a la perfección, pero este Ratatouille no tenia comparación. Maite era una excelente pintora, pero para la cocina también era una fantástica autora en el arte culinario.

          Después del almuerzo Camino se encargó de lavar los platos mientras que Maite se preparaba para trabajar sobre algunas tutorías de sus alumnos de la escuela que estaba un tanto atrasada con ese trabajo.

          Terminada la labor en la cocina, Camino subió las escalares y volvió a la dificultosa tarea de ver qué zapatos vestiría para el baile. Una par de horas después, Maite se tomó un descanso de lo que estaba haciendo y sin que Camino lo notase subió hasta la habitación y se apoyó sobre su hombro derecho de brazos cruzados en el marco izquierdo de la puerta a observarla con una mirada de amor pleno.

          La andaluza, sin percatarse de la presencia de Maite lidiaba con la indecisión de no saber que calzado vestir. Con una sonrisa no sólo enamorada sino llena de dulzura y ternura Maite tomó la palabra.

"Maite & Camino" Siempre nos quedará París...Cartas Maitino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora