CAPÍTULO 23: HOLA, MADRE.

234 26 6
                                    

          La fecha de inauguración de la exposición era inminente, faltaban cuatro semanas para el gran día y las protagonistas del evento tenían una batalla contrarreloj para lograr la hazaña.

          Camino veía poco y nada a Maite en el último tiempo, la mayor parte del día se la pasaba en casa de Sophie trabajando y el resto del tiempo lo tenía dividido entre las tutorías y terminar sus propias obras.

          En más de una oportunidad Camino terminaba vencida por el sueño intentado hacerle compañía a la atareada pintora que se quedaba hasta entrada la madrugada dando pinceladas sin cesar.

          Las llamadas desde España se empezaron a intensificar, la mayoría de las veces eran llamados de Anabel y otro tanto de Don Marcos quien le tenía novedades sobre un posible comprador para su casa, el cual estaba muy interesado en pagar un muy buen precio por el inmueble.

          Pero hay algo que Camino le ha estado ocultado a Maite. Los llamados recurrentes de Anabel no sólo se tratan de compartir novedades sociales de Acacias o para saber cómo era la vida de Camino en París sino que tratan de un tema mucho más delicado.

          A dos semanas de la inminente exposición, Camino tuvo que viajar de regreso a Acacias para firmar los papeles junto con los nuevos propietarios de la que algún día fue su casa. A pesar de que a Maite le hubiese encantado poder acompañarla, los asuntos de la próxima inauguración la tenían completamente ocupada, tenía mucho trabajo atrasado aún y como sea debía lograr terminar toda la colección en tiempo y forma.

- Cariño, cuanto lo siento no poder ir contigo se lamentó Maite mientras cenaban la noche antes del viaje de Camino.

- Descuida cielo, no pasa nada, simplemente tengo que ir a firmar los papeles que Don Marcos le ha dejado a cargo a Miguel quien los tiene listos y en unos días estoy de regreso, a tiempo para tu maravillosa inauguración dijo regalándole una sonrisa.

          Don Marcos estaba de viaje fuera de España, por tal razón no podía encontrarse personalmente con Camino, así que dejó a cargo a Anabel, ya que la relación de ellas era prácticamente de hermanas, técnicamente de hermanastras ya que Felicia y Marcos se habían casado en secreto no hace mucho.

          Maite despidió a Camino en la estación con un profundo abrazo acompañado de un dulce beso en la mejilla tocando la comisura de los labios de Camino.

- Te amo, nos vemos pronto murmuró la pintora.

- Adiós mi vida correspondió la joven dejándole grabada en la retina su mejor sonrisa.

          Después de un largo viaje Camino pisó suelo español, como era de suponer Anabel la estaba esperando.

- Bienvenida de vuelta amiga mía salió a recibir a la recién llegada extendiendo los brazos.

- Que gusto volver a verte Anabel regalándole un fuerte abrazo a su querida hermanastra.

- ¿Qué tal ha ido el viaje? Espero que no haya resultado muy fatigoso.

- Bueno, ya sabes un tanto agotador pero diferente al de la última vez describió Camino.

- Si... entiendo a lo que te refieres. ¿Y Maite? preguntó buscándola con la mirada.

- No ha podido venir, está demasiado ocupada con todo el tema de la inauguración y no merecía la pena tal viaje por una simple firma de papeles que sólo me compete a mí.

- Sabes que no es simplemente eso ¿verdad? cuestionó en tono preocupado.

          Camino hizo un breve silencio.

"Maite & Camino" Siempre nos quedará París...Cartas Maitino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora