Capítulo 16 - Los servidores de la bruma (1)

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                                                                Parte 1


A la mañana siguiente, sin embargo, Kouta sospechaba que sus palabras habrían funcionado como una especie de imán especial para atraer la mala suerte.

Siendo el último en despertar subió a cubierta, donde lo primero que escuchó fueron varios gritos. Sin ser novedad, Felt mantenía una acalorada discusión con el capitán del barco, quien además parecía especialmente molesto con su camarada Yoake.

—¡¡¡Son una bola de imbéciles!!!

—¿Qué ocurre? —preguntó Kouta, subiendo hasta el sitio donde el timón era sujetado por el pelirrojo.

—¿¡Qué ocurre!? —repitió Sundance, con ojos desorbitados—. ¡Pasa que esta elfa tomó el mando mientras dormíamos! ¡Y no sabemos dónde estamos!

—¿¡Que hizo qué!?

Al parecer, durante la madrugada, Felt tampoco había sido capaz de conciliar el sueño. Aburrida había subido para encontrarse con un oportunista Yoake. El tipo desconocía los escasos dotes de orientación de la elfa, por lo cual le había resultado fácil convencerla de tomar el mando para que él pudiese dormir. Un mapa de las estrellas había sido la herramienta de la elfa, quien creyó que la constelación «Arco de Minerva» debía ser seguida de acuerdo hacia donde el arco apuntaba y no seguirla directamente como tal.

Kouta tampoco se alegró mucho por ello. Chikara estaba cerca de la borda, bastante mareada, siendo protegida por Shizuka. Al verla no tuvo duda en reclamarle a la elfa, ¿es qué no tenía sentido común?

—Creo que no es tan malo —opinó Odette, optimista—. Tenemos un mapa y una brújula, ¿no?

—Tenemos un mapa y una brújula, ¿no? —repitió Sundance, en una mala imitación de su vocecilla—. ¡Es un mapa lunar! ¡No sirve durante el día! ¡¡Y me parta un rayo porque mi brújula no sirve!! ¡Se averió, Minerva sabrá desde cuando! —Lanzó un bufido. Giró de nueva cuenta el timón, cambiando el curso antes de dirigirse a Felt—. ¿Ya estarás contenta?

—Kouta, de verdad lo siento —se disculpó la elfa con su amigo—. Traté de no perderme, solo cambié la ruta un poco y....

—¿En qué dirección? —inquirió el pelirrojo—. ¿Babor o estribor?

—Mmm... ¿Estribor?

Una nueva regla fue impuesta en la embarcación: La elfa tenía prohibido tomar, sujetar, admirar o siquiera acercarse a menos de tres metros del timón. Como castigo para Yoake, este fue mandado al carajo junto a Kenji con el fin de divisar cualquiera eventualidad. Según Sundance, de haber seguido el curso planeado, ya habrían llegado a un cabo que marcaba el inicio de las aguas de Azelleb.

Las horas transcurrieron con normalidad. Para desquitarse un poco, Kouta atacó ferozmente a Felt durante su entrenamiento —La elfa recibió cada golpe con su abdomen sin quejarse siquiera—. Para mediodía, Kouta ya estaba adolorido, pues Shizuka no había tenido reparo en golpearlo hasta el cansancio con el fin de, según ella, aumentar su resistencia al dolor. Al final de su entrenamiento, el chico quería ir en busca de Chikara, quien seguía siendo supervisada por Odette y Zarc, pero reparó primero en Chariot.

El mago de los piratas —si es que podía llamarlo así— se hallaba cerca de la proa, con las manos extendidas y los ojos cerrados. Susurraba unas palabras con celeridad, sin que pudiese comprenderse nada de lo que decía. No fue su comportamiento, ridículo en opinión del chico, lo que llamó su atención.

—Felt—dijo sin perder de vista al joven—, ¿ves lo que yo veo?

—¿Al tonto rezando? —A la elfa parecía no interesarle, encogiéndose de hombros—. Vamos, Kouta, veamos cómo esta Chikara.

Hanazonoland: La búsqueda de la heredera [Vol. 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora