Capítulo 15: Las pesadillas son sólo eso

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Contra lo esperado, tras casi siete días de viaje, problemas era lo último que parecía haber entre la Paz de Stella y los Piratas de Sundance. Si bien se le veía discutir a Felt y el pelirrojo la mayor parte del tiempo, solo era por nimiedades: Por una parte, la elfa tenía que recordarle a cada tanto que ellos no eran parte de su tripulación así que, pese a que sí ayudarían en cualquier cosa, no aceptarían un mal trato. Sundance sabía que podría ser arrojado por la borda en cualquier momento y sus hombres no podrían ayudarlo, pero eso no evitaba que se comportara tan altanero como siempre.

Solo eran un par de tontos, pensaba Kouta. En realidad, los miembros de cada bando no se llevaban mal. Cuando Odette no estaba con él —y era mucho decir ya que la campesina no se le despegaba— charlaba alegremente con Pokka, evitando así los constantes hostigamientos de Chariot, quien parecía decidido a cautivarla con sus encantos.

La pequeña parecía interesada por el poder de la chica de la caja. Insistía en que su magia no debía ser algo que se usara como último recurso, eso era absurdo e incluso un desperdicio.

—Pero no puedo controlarlo —dijo Odette la primera vez que Pokka pidió una demostración—. No creo que los árboles crezcan aquí... ¡Y el barco podría hundirse!

—Necesitas un báculo —aseguró la niña, haciendo girar el propio en su mano derecha. Este emitió un pequeño destello y un par de tréboles crecieron en cubierta, sin provocar mella—. En realidad, hago lo mismo que tú. Invocó poder de los espíritus en la zona, este artefacto me ayuda a canalizarlos.

—¿En serio? ¿¡Puedo probar!?

—Lo siento. —Pokka apartó la vara, con el entrecejo fruncido—. Incluso si te lo presto de viva voz, no te obedecerá. Los espíritus se darán cuenta que no lo has fabricado tú. Lo siento, Odette, pero no pongas esa cara —añadió al ver la expresión sombría—. Te ayudaré a crear uno propio cuando toquemos tierra, ¿qué dices?

De alguna manera Kenji había forjado una repentina amistad con Yoake, el peli-naranja de los piratas. Durante esos días se turnaban para subir al mástil más alto y vigilar los alrededores. Asimismo, se las arreglaron para improvisar una bandera con el símbolo Sundance —una especie de naranja atravesada por una espada y una sonrisa digna de una calabaza de Halloween—. Ondeaba orgullosa a los vientos. Felt opinó que debían retirarla, pues podría traer problemas, mientras que Sundance deliberó que en su barco la bandera no podía faltar, iniciando así otra discusión.

Por suerte, la aversión que Felt sentía hacia el capitán no se extendía al resto de tripulantes. Se le veía conversar animadamente con Chariot, el mago y Zarc eran los principales encargados de mantener limpia la cubierta —Kouta estaba seguro que Sundance solo les pedía esto para mantenerlos ocupados ya que, con tiempo libre, ya habían provocado dos pequeños incendios al experimentar la reacción al fuego del cuerpo del limo—. También podía verse a la elfa recibir algo similar a lecciones por parte de Barak acerca del uso del mandoble.

—No es que tenga más fuerza —admitió el sombrío hombre—. Mira, ¿puedes sentirlo? Uso magia de viento alrededor de ella para impulsarla.

—Aun así, no veo la utilidad —repuso la elfa, mirando con interés el amplio movimiento del arma.

—Tiene algunas, elfa, y también ventajas. Espero poder mostrártelas a su debido tiempo.

Con Barak y Chariot encargándose la mayor parte del tiempo de la navegación, no había gran cosa que hacer para un renacuajo, como Sundance prefería llamar a Kouta. El chico se pasaba la mayor parte del tiempo en cubierta, tratando de equilibrarse mientras era sometido al insistente entrenamiento de Shizuka. Para colmo de males, Felt tomaba algunos minutos al día para unirse, resultando en muchos dolorosos golpes para él.

Hanazonoland: La búsqueda de la heredera [Vol. 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora