Muerte en el castillo

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Horas después, Harry seguía apostado en las afueras de la enfermería, acompañado por sus amigos que no lo dejaban. Desde su posición veía entrar y salir a profesores pero nadie le había querido dar más detalles con respecto a la salud de su tía, así que poco a poco se fue temiendo lo peor. Estaba aterrado y muy nervioso.  


—Ve a comer algo, Potter ¡Por Merlín! Necesitas descansar, muchacho o de lo contrario tú también requerirás atención —dijo la profesora Sprout cuando llegó a la enfermería en ese momento, acompañada de la profesora McGonagall y Maxime para prestar apoyo. 

—Ya se lo hemos pedido de mil formas y no quiere —respondió Ron, sentado a un lado de su amigo. 

—Apenas probó una de las empanadas de calabaza que le traje —añadió Hermione acariciándole el cabello. 


Los ojos de la profesora McGonagall se llenaron de lágrimas. Colocó un periódico que llevaba en la mano a un lado del banco donde estaban sentados los muchachos y tomó asiento también (Hermione le ofreció su lugar) 

Harry estaba pálido, con los ojos laxos de tanto llorar en silencio. Tenía las manos aferradas a su camiseta para no sentirlas temblar. La bruja le tomó el rostro con ambas  manos, con firmeza y delicadeza al mismo tiempo. Por un momento sintió que iba a quebrarse pero después respiró profundo y decidió hablar. 

—Harry Potter, siempre has sido un muchacho valiente —dijo la bruja mientras un par de lágrimas se escapaban de los ojos del niño que vivió, provocando que por unos segundos un nudo en la garganta de la profesora le impidiera continuar. No obstante, tras un nuevo suspiro prosiguió—: No vas a dejarte caer ahora. Tu tía necesita de toda la fuerza que puedas transmitirle. Ella estará bien, te lo aseguro. Hay colegas suyos, medimagos expertos trabajando para mantenerla estable, incluso ella misma está consciente y como experta en toxicología mágica ha dado algunas instrucciones. Además, el profesor Snape ya identificó las sustancias que la agredieron y está dedicado incansablemente a la preparación del antídoto.

—¡La lastimaron por mi culpa! —exclamó el muchacho con voz trémula—. Anoche soñé con Voldemort... decía que la mataría igual que lo hizo con mi madre. No le dije nada para no preocuparla pero...

—Shhhh, tranquilo —susurró McGonagall para calmarlo mientras lo abrazaba, mirando por encima de su hombro para comprobar que sus colegas no habían escuchado lo que dijo Potter—, fue solo un sueño. Te repito que ella estará bien. Por favor, come un poco más y descansa. Ya casi es la hora de la cena. Te juro que te llamaré para que puedas ver a tu tía cuando esté en condiciones de recibirte. 

—Gracias, profesora pero yo prefiero quedarme a esperar aquí. 

Ella lo miró con compasión y, dejándose llevar por un impulso lo besó en la frente antes de entrar a la enfermería. 

—¿No crees que sería mejor dejarlo entrar? —preguntó la profesora Sprout mientras cerraba la puerta—. Ese pobre niño está de verdad muy afectado por todo este asunto. 

—Y lo estaría todavía más si la viera así —respondió McGonagall con los ojos llenos de lágrimas, señalando a Lindsey con la cabeza.


La mujer respiraba con lentitud mientras Noah le limpiaba la sangre de la barbilla con un pañuelo, después de vomitar una vez más. El hombre lloraba en silencio. 

—¡Lindsey! —susurró Madame Maxime, también con los ojos llenos de lágrimas—. Todavía no puedo pensag que sea ciegto que Colette se haya atgevido a tanto... ¡Es una asesina! 

Lindsey Cooper, la hermana de Lily.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora