Una grata visita.

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—¿A donde rayos fueron? —se preguntó Snape alzando el cuello para mirar entre el mar de estudiantes que de pronto obstaculizó la calle.

—¿Qué sucede? —preguntó un chico de Hufflepuff.

—¿No lo sabes? Hans Spellman, el cantante de Rock está aquí en Hogsmeade. 

—¿En serio? 

—Sí, se metió en Cabeza de Puerco pero el lugar está rodeado de fans. 

—¡Rayos! Así lo asustarán y terminará desapareciéndose.

Cada vez llegaban más y más mocosos, dificultándole el paso al profesor de Pociones que terminó perdiendo la poca paciencia que le quedaba.

—¡Apártense de mi camino ahora mismo! —gritó.

Todo el mundo le abrió un espacio en medio de la calle y él pudo transitar pero por más que miró hacia un lado y otro no pudo hallar a Lindsey ni a los chicos. De todos modos volvió a mirar a través de la vidriera de la tienda de ropa para ver si ellos habían vuelto a entrar allí, pero no los encontró, así que, resignado, no le quedó más remedio que volver sobre sus pasos y al menos intentar relajarse un poco, hallaría la forma de abrirse camino entre ese mar de adolescentes descarriados para llegar a Cabeza de Puerco o mejor cualquier otro Pub donde no hubiese estúpidas celebridades, incluso preferiría Las Tres Escobas. 

Quizá debía tratar de no ser tan paranoico con respecto a Lindsey... le aterraba la sola idea de perderla, pero tenía que aceptar que Vertonghen jamás le haría daño pues le constaba el grado de compromiso y pasión que el medimago le dedicó a cada minuto de trabajo para salvar la vida de su ex esposa y pues, la única causante de sus males, Colette, estaba muerta...    




El camino era largo y pesado, el perro, Harry, Lindsey, Ron y Hermione se fueron enfilando montaña arriba y de vez en vez Lindsey se detenía un instante para llenar a profundidad sus pulmones. El perro en cambio, con un montón de periódicos viejos y amarillentos en el hocico, subía sin dificultad ayudado por sus cuatro patas, no obstante también se detenía de vez en cuando para observar con curiosidad a Lindsey mientras ladeaba la cabeza (Ella le sonreía enternecida, le encantaba cuando los perros hacían eso) 

Siguieron avanzando a través de la montaña rocosa y luego de media hora finalmente llegaron a una abertura por la cuál entró el perro. Los demás le siguieron y se dieron cuenta de que era una cueva bastante grande. Lindsey también notó que había un hipogrifo y como no se lo esperaba dio un respingo.

—¡Es Buckbeak, tía! —explicó Harry—. El hipogrifo con el que Sirius escapó.

—¡Oh, sí! Ya recuerdo cuando me hablaste sobre él. ¡Es precioso! —dijo la mujer antes de hacer una reverencia para el animal. 

Sirius finalmente tomó su forma humana y con la mano se quitó el montón de periódicos de la boca. Todos se dieron cuenta de su lamentable aspecto: estaba muy delgado, continuaba usando la andrajosa túnica gris de cuando salió de Azkaban y su pelo estaba bastante largo, enmarañado y sucio. Lindsey sintió mucha pena por él. 

 

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Lindsey Cooper, la hermana de Lily.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora