Lindsey Cooper, la hermana de Lily.

Una decisión importante.

Lindsey y Dumbledore ayudaron a Harry a caminar por el pasillo hasta llegar al despacho del director. El pobrecito se veía muy mal, no solo físicamente sino en su estado de ánimo. 

Ella lo sentía temblar así que lo aferró más contra ella mientras las lágrimas le rodaban por las mejillas, no soportaba verlo tan vulnerable ni tampoco que hubiese pasado por tantas cosas horribles sin que ella pudiera ayudarlo. Le hubiese gustado saber que aconteció exactamente luego de que Harry tocó la copa, pero no quería exponerlo a revivir los horrores que había experimentado. También pensó en los padres de Cedric y sintió un dolor profundo al imaginarse en su lugar. 

Harry por su parte sentía y agradecía el apoyo del director y su tía en todo momento, ella incluso se atrevió a arrojar una maldición imperdonable sobre Crouch. Por un momento recordó la voz de su madre, indicándole junto a James lo que debía hacer, juntos trabajaron para ganar tiempo, lo seguían protegiendo aún siendo incorpóreos, pero una de las cosas que lo ayudaron a sobrevivir fueron las palabras de su madre...  

Te amo, hijo y siempre te estaré cuidando, pero ahora tienes a un ángel en la tierra.

—Ya casi llegamos —dijo Dumbledore sacando a Harry y a Lindsey de sus cavilaciones—. Sirius nos está esperando.

—¡Lo supuse! —dijo Lindsey—. El pobre debe estar tan preocupado como yo. 

—¿Y los señores Diggory? —preguntó Harry.

—Están con la profesora Sprout, ella es la jefa de la casa Hufflepuff así que es quien mejor conocía a Cedric en el colegio.

Cuando llegaron al despacho de Dumbledore, Sirius se sorprendió al ver a Harry sangrando y maltrecho pero al menos estaba complacido de que estuviese vivo. 

—¿Estás bien, Harry? ¡Sabía que esto pasaría! ¿Qué ocurrió exactamente? 

Dumbledore le contó todo lo que sucedió con Barty Crouch e incluso lo que dijo bajo efectos de la pócima de la verdad...

—¡Cielos! Así que fue él... fue él todo el tiempo... ¡Maldito infeliz! Incluso fue él quien intentó matarte, Lindsey. 

—Así es —respondió la mujer—, y no conforme con eso asesinó a Colette. 

Harry permanecía callado mientras los adultos hablaban, disfrutando de la compañía de Fawkes que se había posado en una de sus rodillas. Lo único que quería era dormir para no pensar más, para no sentir más... Fue gratificante haber visto a sus padres pero fue terriblemente doloroso haber visto morir a Cedric sin poder hacer algo al respecto y al mismo tiempo lo invadía una sensación de culpa por haberlo instado a tocar la copa... si no lo hubiese hecho, Cedric todavía estaría vivo. 

Por otra parte estaba el hecho de que había servido, literalmente, como ingrediente para contribuir al regreso de Voldemort... ¡No podía creer que gracias a él hubiese regresado!... ¡Dios! Se sentía tan estúpido al pensar que la única razón por la cual había llegado hasta el final era porque un mortífago lo había ayudado, un ser despreciable cuya única motivación para su accionar había sido facilitar el regreso de su amo... ¡Qué humillación!  —pensó el muchacho mientras se contemplaba la profunda herida que le había dejado colagusano en el brazo. 

No se percató de que los adultos lo miraban hasta que Dumbledore le puso una mano en el hombro...      

—Necesito saber qué sucedió luego de que tocaste el traslador en el laberinto, Harry.