Lindsey Cooper, la hermana de Lily.

¿Qué diantres está pasando?

¿Qué rayos estaba sucediendo? —pensó Snape.... Por un momento pensó en regresar al despacho de Albus para contarle sobre el encuentro pero desistió al darse cuenta de la hora, era ya bastante tarde y el director probablemente ya estuviera dormido, sería mejor entrar a su habitación. No obstante le costó muchísimo conciliar el sueño aquella noche debido a que no lograba sacarse de la cabeza a Colette Piaf... ¿Quería tal vez decirle algo?... ¿Algo que olvidó decir en vida? Su fantasma lucía tan perturbado, tan asustado incluso pero no tenía sentido que se hubiese suicidado si tenía algo que decir antes... ¿Volvería a verla?

Al día siguiente era domingo y como no habían actividades académicas, los estudiantes aprovecharon para relajarse en los jardines o en sus respectivas salas comunes. Sin embargo Snape no perdió oportunidad de solicitarle a Dumbledore una conversación luego del desayuno... 

—¿La viste? —preguntó el director sorprendido—. ¿Estás seguro de que realmente era ella? Hay muchos fantasmas aquí, hijo y créeme que a veces me he topado con algunos a los que no he visto nunca y que solo vienen a visitar a sus colegas. 

—Sé perfectamente lo que vi, Albus. No había dudas de que era ella y además... de su cuello pendía una cuerda...  

—¿Y qué te dijo? —preguntó el director. 

Severus sintió aprensión con el recuerdo del fantasma de la mujer que lo había mirado con una expresión que iba del miedo a la angustia mientras se llevaba las manos al cuello, como si de pronto le faltara el aire.

—Nada, no dijo nada. Ella parecía estar sufriendo, como si se ahogara. En cuanto le hablé huyó de mí. 

Dumbledore meditó aquellas palabras antes de dar una respuesta. 

—Bueno, como sabes, las personas recién conversas en fantasmas suelen arrastrar las sensaciones de sus últimos momentos e incluso pueden hasta recrear su propia muerte durante algún tiempo hasta que el espíritu se acostumbra a que ya no tiene un cuerpo físico. Ella dejará de sufrir en algún momento. 

—Pero ¿crees como yo que tal vez ella haya tenido una buena razón para quedarse? 

—Sin duda alguna, de lo contrario habría cruzado al lugar de descanso. 

—Pero... ¿qué puede ser lo que la haya atado aquí? Se supone que ella lo confesó todo antes de... ya sabes, tomar esa decisión tan drástica. 

—Bueno, eso es algo que ella deberá revelar en su momento, cuando esté lista. 

—No sé porqué tengo la ligera impresión de que tú sospechas algo.

—¿Algo con respecto a qué? Me gustaría que fueses más específico, Severus. 

—No lo sé... ese día te noté muy pensativo mientras los aurores hacían el levantamiento del cuerpo.  

—No puedo afirmar ni negar nada pero... a pesar de que no conocíamos a fondo a esa muchacha, tanto Olympe como Vertonghen y Lindsey afirman que les resulta difícil pensar que ella se haya quitado la vida. 

El director suspiró hondamente antes de seguir hablando...

—De cualquier forma tendremos que esperar a que ella esté lista para hablar de eso, si es que quiere hacerlo. ¿Sabes si la ha visto alguien más?

El profesor negó con la cabeza.

—Lo ignoro pero creo que si alguien más la hubiese visto lo estarían comentando por los pasillos. ¿Crees que sea conveniente decírselo a Lindsey?

—No, dejemos las cosas como están por ahora, Severus. Y cambiando el tema... ¿Has vuelto a experimentar alguna actividad en la marca? 

—No —respondió Severus de forma lacónica—. Afortunadamente no.