𝐖𝐈𝐃𝐄 𝐀𝐖𝐀𝐊𝐄 || akabane karma

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KILL OR SAVE

  Finalmente, las vacaciones de invierno llegaron a su fin. Período en el que absolutamente nadie realizó algún intento de asesinato contra el profesor mutante. Ni siquiera habían tenido el valor para hablar de asesinato entre ellos como clase, lo cual era aún peor.

  La sed de sangre seguía allí, pero los sentimientos de realmente asimilar que había que asesinar a aquel profesor tan querido y respetado por los estudiantes del aula 3-E de Kunugigaoka eran más fuertes. Esa era la situación actual.

  —¡Chicos, ha empezado el tercer semestre! —la voz entusiasmada del pulpo hacía un gran contraste con lo que eran las caras largas de los veintinueve adolescentes dentro del salón—. ¡Disfrutemos asesinando este año!

  El maestro no recibió respuesta alguna. Todo fue silencio por parte tanto de los estudiantes como de los profesores, quienes simplemente observaban desde la puerta del salón la situación.

  Shiori miró las espaldas de sus compañeros -o al menos de quienes entraban en su campo visual- observando sus cabezas relativamente agachadas y desde la lejanía notaba sus hombros tensos. Un silencioso suspiro salió de sus labios, mientras trataba de ponerse en el lugar de ellos, aquellos que estuvieron casi un año completo trabajando en el asesinato y disfrutándolo en el intento. Que de un momento a otro, todo eso fuese apagado, era realmente desagradable, y no le gustaba aquella oscuridad que estaba envolviendo a la clase E en ese momento... esos no eran ellos realmente.

  Sin decir alguna otra palabra, Koro-sensei decidió salir del salón, caminando con dirección a la sala de profesores, siendo totalmente consciente de los sentimientos de sus alumnos. Segundos después, Karasuma lo siguió, dejando a la asesina profesional con los estudiantes, quien decidió decir unas palabras para sus alumnos.

  —El asesinato más tonto de todos es aquel que se hace por emoción o ambición sin pensarlo. Eso hacen los animales.

  —Bitch-sensei...

  —Ahora lo que les toca es matar sus sentimientos mientras matan a su objetivo, abandonando todo a cambio de la recompensa. Como yo hice —cambiando ese rostro que tenía segundos atrás, sonrió dulcemente mirando a sus estudiantes—. Tienen mucho que pensar, niños, para no terminar matando esos sentimientos que tanto aprecian.

  Entonces ella también salió de la sala, dejándolos a todos con un sabor algo amargo en la boca, con muchas cosas para decir pero que no se atrevían: excepto uno de ellos, quien quería hablar con sus compañeros, y tendría el valor de hacerlo.

  Aizawa miró la pizarra, a la cual no le había prestado atención antes. Vio los dibujos y el mensaje que el pulpo había dejado para ellos: "¡Empieza el tercer semestre! ¡64 días para el fin del mundo! Nurufufufu, ¡Boom!" Le pareció incluso escuchar la risa del maestro en su cabeza en cuanto la leyó, lo cual le sacó una pequeña sonrisa... realmente extrañaría a aquella criatura, a pesar de que su lazo con ella no sea tan grande comparado al resto de sus compañeros.