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WORK TEAM

  La clase E ayudó a ordenar todas las sillas y el estadio en general al momento de que culminase el festival deportivo, y luego de eso, Asano logró confrontarlos y asegurar, esta vez frente a toda la clase de los marginados que cumplía sus promes...

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  La clase E ayudó a ordenar todas las sillas y el estadio en general al momento de que culminase el festival deportivo, y luego de eso, Asano logró confrontarlos y asegurar, esta vez frente a toda la clase de los marginados que cumplía sus promesas, por lo cual, no diría el secreto del delegado de la clase. Al momento de ya no haber nada más que ordenar ni nada más de lo que hablar, con el sol escondiéndose, el alumnado pudo dirigirse a sus respectivos hogares.

  Después de una larga semana, Aizawa volvía a compartir metro con Karma a la hora de volver a casa del pelirrojo. Aunque ninguno de los dos cruzó mayor palabra en el camino, Shiori sintió el ambiente un poco más agradable por el solo hecho de ir acompañada y no sola. Le agradaba bastante la compañía del más alto.

  A pesar de que el vagón en el que se subieron no iba con ningún asiento disponible, fue un viaje bastante agradable para ambos adolescentes, donde cada uno iba sumido en sus pensamientos: Aizawa repasaba los detalles del día, prestando especial atención a las expresiones del hijo del director y su rivalidad con su clase, y Akabane buscaba las palabras correctas para apenas llegar, poder sacarle el tema de conversación a la azabache sin que fuese tan brusco. Aunque le resultaba difícil formar una conversación fluida con ella, debía intentarlo. Un punto importante es ganarse su confianza para luego hacerla sentir amena en aquel hogar.

  Bajaron en el distrito correspondiente, y caminaron un par de calles hasta dar con la casa de los Akabane. Como todas las tardes, Shiori quita sus zapatillas antes de poner un pie dentro de la casa y luego comienza a adentrarse, excusándose de que iría a darse una ducha antes de cualquier cosa. Sin embargo, Karma toma su muñeca antes de que la joven de algún otro paso. La azabache gira suavemente su cabeza en dirección al más alto, quien seguía pensando en las palabras adecuadas para hablar, más no las encontró.

  —Oye, Aizawa-senpai... —a pesar de encontrarse algo alterado por no saber muy bien el qué decir, su semblante relajado no lo delataba, por lo que Aizawa no estaba preocupada ni nada por el estilo sobre lo que pudiera salir de los labios del muchacho—. Estaba pensando en cocinar ramén para la cena. ¿Estás bien con eso?

  Shiori simplemente asintió, dándole a entender de que estaba bien. La verdad es que ella comía de todo, así que la comida le daba igual. El dueño de casa asintió de igual forma y soltó su muñeca, para que su compañera pudiese emprender el camino hacia las escaleras y por fin bañarse. Un largo suspiro se escapó de sus labios en el momento en que Aizawa desapareció de su vista y llevó sus manos hasta su cabello, jalándolo. Una pequeña risa se le escapó de forma sarcástica, sintiéndose algo patético por todo lo que estaba haciendo.

  No sentía que esto de jugar a ser el buen samaritano fuese con su personalidad. No encajaban. Pero seguía haciéndolo de igual forma, porque la chica le agradaba hasta cierto punto. Le interesaba conocerla, igual que a todos sus compañeros, y tenía la oportunidad en frente suyo. Vivía con ella, y sentía que la conocía mucho menos que el resto de sus compañeros. De todas formas, la chica no pertenecía a un grupo fijo: un minuto podía estar soportando los chistes malos de Maehara y al otro conversando con el grupo de Terasaka, así como también podía estar entablando conversaciones de chicas con Kurahashi y Nakamura, y luego hablar y debatir de feminismo con Kataoka.

𝐖𝐈𝐃𝐄 𝐀𝐖𝐀𝐊𝐄 || akabane karmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora