Una mente en paz es difícil de encontrar, imposible tal vez, sin embargo, dormir es algo que me hacía sentir de esa manera, tal vez por el hecho de no recordar o el no estar consiente de tus pensamientos; y últimamente lo único que quería era dormí, más seguido de lo normal. Despertar, lo que más odio de vivir, escuchar que la vida sigue sin importarle nada ni nadie me hacía sentir enfermo; despertar para seguir intentando ser, pero sintiendo que los días pasan y sigues sin lograr ser.
Complicado.Días especiales, que tontería, navidades, años nuevos, graduaciones, aniversarios, san Valentín... ¡Que tonterías! Y claro, nada peor que un cumpleaños, y hoy es mi cumpleaños y lo único que podía salvar el día era la gran fiesta que tenía planeada en la noche; el alcohol siempre ayuda a pasar días extraños y para mí, mi cumpleaños es el día más extraño que puede existir.
Después de unos minutos despierto, alguien tocó mi puerta con delicadeza, claro que sé quién es, digo quien más podría ser.
— Maggie sabía que eras tú.
—Estaba esperando a que despertarás para venir a prepararte tu comida especial —, me dijo Maggie mientras sacaba un libro de su delantal — . Ah, y tengo esto para ti.
—¡Que emoción! Tienes el mejor gusto en libros; sólo tú me conoces tan bien.
— Ve a bañarte porque hasta acá hueles a alcohol—. Me dijo pelando los ojos y yo no hice más que obedecer.
Maggie ha trabajado para mis padres desde que tengo memoria, siempre presente, muchísimo más que mis papás, sin duda un gran alivio que siga trabajando aquí, aunque realmente no lo entiendo, no entiendo quien aguanta tanto tiempo trabajando para mis padres, eso es algo que yo jamás podría. Cada año hacia lo mismo, espera a que me despierte y me prepara alguna comida deliciosa; y hace un pequeño pastel que compartimos sólo ella y yo, sin duda se volvió una bonita tradición, que ayudaba a que mi cumpleaños se sintiera más agradable.
Eran las 4 de la tarde cuando llegó Jerry a la finca, el se había convertido en uno de mis mejores amigos tres años atrás cuando entre en la preparatoria, al parecer el también quiso hacer una pequeña tradición conmigo cuando supo lo incómodo que me ponen los cumpleaños. Solemos ir juntos a conseguir todo lo necesario para mi fiesta, que básicamente había empezado a hacer hace tres años, ya que para mi familia, el único cumpleaños importante es el de mi abuelo, así que es el único cumpleaños que festejábamos en grande, pero desde que conocí a Jerry todo cambio, porque ese hombre sí que ama las fiestas ;y realmente me gusta pasar el tiempo con él; me fue imposible no hacerme amigo de él, es una persona tan leal y tan relajada, con una gran facilidad de hacer amigos y de no importarle un carajo lo que piensa la gente de él, de esas personas que sabes que tienes si o si ser su amigo, y a decir verdad fue una gran sorpresa en lo que se convirtió nuestra amistad.
— ¿Listo para irnos? — me preguntó Jerry con una sonrisa enorme, algo que lo caracterizaba mucho; era de las pocas personas que entendía lo mucho que odiaba escuchar un feliz cumpleaños.
— ¿Has hablado con Manu? — le pregunté mientras cerraba el loft que mis papás me habían construido hace dos años—. ¿Se va a encargar de eso?
— Sí, me dijo que ya tiene todo listo; pero eso no es lo importante aquí por favor dime que ya viste a tus nuevas vecinas, you lucky bastard.
— No tenía idea que llegaban hoy... supongo que las conoceré pronto.
La finca de mis padres estaba a media hora de un pequeño pueblo y a una hora de la ciudad; siempre pensé que vivir en esa finca me dejaría sin amigo, pero creo que tuve buena suerte.
Cuando regresamos Jerry preparó dos bebidas y prendió un porro, yo puse algo de música y nos tiramos en una cama colgante que estaba en el patio fuera de donde yo dormía. Ente más se acercaba la hora de la fiesta menos ganas tenía de estar ahí, pero igual sabía que ya estando en la fiesta las cosas cambiarían. Siempre era así.
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Piérdete En Mí
RomanceTodo el tiempo pensé que a quien querías, necesitabas y tenías que salvar era a él, pero ese día tu mirada me dijo lo contrario, y aunque no lo quería escuchar, te armaste de valor y lo dijiste: "te quiero salvar a ti" y me quede helado. Te miraba d...