Era uno de esos días de extremo calor, y sentía que me sofocaba y mi cuerpo lo único que pedía era sumergirlo en la alberca, así que no dude en escuchar lo que quería mi cuerpo y salí en dirección a la alberca, supongo que una de las ventajas de vivir aquí es poder ir a la alberca cuando quiera sabiendo que nadie más la usará, mis papas jamás se metían a nadar y mi hermana no vive aquí así que siempre está libre de parásitos, aunque esta vez me tope con algo que no era un parásito, si no una chica nadando por debajo del agua, al instante me di cuenta que era Lía así que me coloque frente a la piscina para asustará en cuanto saliera del agua y sí que me funciono.
—¡MIERDA! — Gritó Lía mientras tapaba su rostro con las manos—. Casi me matas de un susto.
—Hola—. Le dije con una voz muy seria.
— Tu mamá me dio permiso de usar la piscina cuando quiera.
— Gracias por el dato... supongo.
Me quite la playera y me di un clavado al agua que era todo lo que mi cuerpo necesitaba en ese momento, nade hasta la otra punta de la alberca y salí a tomar aire; note que Lía se acercaba a la orilla, creo que había mal interpretado mis palabras, realmente no me importaba si se quedaba a nadar, así que antes de que saliera del agua le dije:
— No te tienes que ir, jamás dejaría sin piscina a nadie en un día tan infernal como hoy—. Comencé a acercarme hacia ella.
— ¿Cómo soportan este calor? — dijo mientras se reincorporaba al agua.
— ¿Quieres una cerveza? — le pregunté mientras salía de la alberca y me dirigía a la palpa para sacar las cervezas del frigobar—. ¿blanca u obscura?
— Obscura por favor.
Abrí las cervezas y las puse a la orilla de la alberca, abrí un pequeño cobertizo y saque dos inflables de alberca para recostarnos en ellos, le entregue uno a Lía y comenzamos a soplar.
— ¿Que son? — pregunto mientras le daba un sorbo a su cerveza.
— Rodajas de limón y naranja—. Comencé a reírme —. Yo siempre soy la naranja.
Terminamos de inflar los inflables y nos recostados sobre ellos; nos quedamos en silencio, pero un silencio para nada incómodo, de hecho, lo estábamos disfrutando mucho, al menos yo si lo estaba disfrutando, me sentía relajado. Lía salió de la alberca y tomó dos cervezas más, se subió en su inflable y se acercó a mí para darme otra cerveza.
— No te vi en toda la semana.
— Pensé que jamás me recuperaría de la fiesta del fin de semana pasado, me noqueó toda la semana... literalmente.
— Después del mezcal ya no te vi, te perdiste entre tus cientos de invitados.
— Si eran muchas personas ¿verdad? Me escape un rato de la fiesta y cuando regrese ya no te vi.
— Si hubiera sido esa mi fiesta yo también me hubiera escapado de la fiesta un rato, no me malinterpretes la fiesta estaba increíble, pero yo no podría liderar con tanta gente siendo la organizadora ¡que estresante!
— Mis dos fiestas pasadas estuvieron muy bien, esta también pero no andaba en humor de fiesta ¿sabes?
— Odio mis cumpleaños, por ende, jamás lo festejo.
Me le quede viendo sorprendido, ella también odiaba los cumpleaños, era algo extraño, la segunda persona de mi edad que dice algo así.
— ¿Qué te sorprende? ¿qué odie mi cumpleaños o que nunca lo festeje?
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Piérdete En Mí
RomanceTodo el tiempo pensé que a quien querías, necesitabas y tenías que salvar era a él, pero ese día tu mirada me dijo lo contrario, y aunque no lo quería escuchar, te armaste de valor y lo dijiste: "te quiero salvar a ti" y me quede helado. Te miraba d...