Habían pasado ya dos semanas desde que habíamos iniciado las clases, las cosas no se habían calmado ni un poco. El estrés se sentía en el ambiente, no nada más yo me sentía abrumado, si no, toda la maldita universidad y ver a los alumnos de semestres más avanzados arrancándose los pelos por los pasillos no es motivación en absoluto.
En la finca el ambiente era completamente diferente, todos los días me veía con Lía aproximadamente a la misma hora, fumábamos un poco, y platicábamos por lo menos una hora; era como si ella organizará absolutamente todo su día, y de alguna manera me hacía sentir "especial" que me dedicará tiempo en sí agenda, aunque lo más seguro es que lo tuviera separado por el nombre de "porro" o algo por el estilo. Pero eso no me importaba porque realmente disfrutaba pasar un rato con ella por las tardes.
Tenía mucha curiosidad sobre cómo era mi familia, pero se sentía algo diferente porque su enfoque principal era yo, como si quisiera descifrar la persona que soy, entendiendo quienes eran ellos.
— Me da mucha curiosidad saber cómo fuiste educado. Por lo que me has contado básicamente llegaste a este mundo para continuar con el legado de tu familia.
— A veces siento como si me estuvieras entrevistando y que debería de ser muy cuidadoso con mis palabras; lástima que yo no soy así... que te puedo decir, me educaron en casa, mi primer maestro lo tuve a los 2 años; creo que aprendí inglés antes de si quiera entender por completo el español.
— Claro ¿cómo ibas a entender tus clases en Harvard si no sabes inglés desde que eres un bebé? — me interrumpió, mostrando intereses a mi relato.
— Perdí la cuenta de todos los maestros que desfilaron por la finca; fue hasta que cumplí 15 que puede asistir a una preparatoria normal. Bueno, normal tal vez no es la palabra, porque estudie en la preparatoria de la misma universidad, básicamente ellos me prepararon para ingresar a la carrera y mi educación en la finca se encargó de que pasara el examen para la beca.
Se me quedo viendo a los ojos, como si buscará una respuesta que aún no le había entregado.
— Debió haber sido muy solitario—. Soltó y fue como una flecha directa a mi pecho.
— No me di cuenta de eso hasta que conocí a mis amigos; en ese entonces me lamenté tanto de no haberlos podido conocer desde antes.
— Conocemos a las personas indicadas en el momento indicado, así que no te atormentes con pensamientos como esos.
Me platico también un poco del lugar de donde venía, era una pequeña ciudad del otro lado del país que jamás había visitado, no solía ser un lugar conocido para los turistas, y básicamente fuera de la ciudad en donde vivo soy el más típico turista que se puedan encontrar. Por la manera en la que hablaba de su hogar me daba la impresión de que no lo extrañaba para nada, y la verdad es que no quise preguntarle mucho sobre el tema, tal vez por el miedo de recordarle a algo en específico y llenarla de la necesidad de regresar. Tenía miedo de que se fuera.
Era extraño sentir algo así por una persona que básicamente no conocía, sin embargo, algo había en ella que me asustaba tan solo en pensar que no llegaría a la misma hora cada día que pasaba. Sentía esos nervios cada vez que se acercaba la hora a la que me visitaba Lía, y cuando se tardaba algunos minutos en llegar, mi corazón se aceleraba y pensaba si había dicho algo inapropiado el día anterior, pero siempre llegaba, al menos en estos días que llevaba de conocerla.
Era viernes, así que estábamos más relajados de lo normal, y esta vez Lía no parecía tener prisa alguna; estábamos recostados escuchando a Alfonso a lo lejos cortar el zacate. El sonido del motor de la podadora a lo lejos no nos dejó escuchar a Jess, que había estado tocando en la puerta del loft buscándome.
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Piérdete En Mí
RomanceTodo el tiempo pensé que a quien querías, necesitabas y tenías que salvar era a él, pero ese día tu mirada me dijo lo contrario, y aunque no lo quería escuchar, te armaste de valor y lo dijiste: "te quiero salvar a ti" y me quede helado. Te miraba d...