Capítulo #22

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La mirada de Lía estaba perdida en la de su hermano, y lo que me transmitían no era para nada amor, se sentía muy extraña la vibra que estaban irradiando los dos. No me gustaba para nada que el estuviera aquí y mucho menos la forma en la que había intentado entrar en la finca; aún seguía sin entender porque no había ningún guardia de seguridad vigilando la entrada de la finca, se supone deberían estar pendientes las 24 horas del día. La guerra de miradas entre los hermanos no paraba, sin decir nada, se observaban como si quisieran matarse, o al menos esa era la mirada que tenía Lía en la suya, yo no tenía forma de saber cuál era la mirada del hermano de Lía ya que no había despegado para nada mi mirada de la de ella, quería entender lo que estaba pasando. La mirada de Lía se desvió hacia la mía por unos momentos y lo único que pude sentir de ellos era algún tipo de perdón, pero lo único que pude pensar en ese momento fue que quien debía pedir perdón era yo, primero por haber mentido, y segundo por haber agredido a su hermano, aunque por esta última tal vez lo que haría Lía seria felicitarme.

— ¿Qué haces aquí Antonio? — pregunta Lía mientras se acerca al chico.

— Oh, ¿ya no me dices Tony? — respondió Antonio con una mueca burlona en su rostro —. Pensé que estarías más feliz de ver a tu hermano mayor.

—Eso no responde a mi pregunta —. Le responde Lía quedándose a un metro de distancia de él.

Me aleje un poco de ellos quedando a espadas de Antonio observando todo lo que pasaba, no sabía si debía irme porque, aunque fuera el hermano de Lía no me inspiraba nada de confianza.

—No te imaginas lo sorprendido que me sentí cuando mamá me dijo que estabas en el norte estudiando en la mejor universidad, te lo juro que pensé que ya había quedado loca por completo.

La mirada de Lía cambio completamente y su rostro se tornó pálido, no tuvo el valor de dirigir su mirada hacia mí, sin embargo, sabía que su cambio de semblante había sido porque yo escuche lo que su hermano había dicho sobre su madre. Antes de que siguiera hablando más, decidí que los dejaría solos, así que me di media vuelta para dirigirme hacia el auto, sin embargo, antes de llegar a él, Lía me detuvo, y quedamos de frente, ella dándole la espalda a su hermano quien no nos quitaba la mirada de encima.

—Estaciónate cerca y no te alejes por favor —. Me dijo susurrando.

—¿Todo bien? — le pregunte mientras me subía al auto para que su hermano no se diera cuenta de la pregunta.

—Por favor —. Volvió a susurrar y se alejó.

Encendí el auto y entre en la finca, me estacione en el lugar más cerca a la reja de la entrada, baje las ventanas y apague el motor.

— ¿Todo bien hermanita? — le pregunto con un tono de voz que no sabría explicar, entre verdad y burla. Era algo extraño.

— ¿Qué quieres? — volvió a insistir Lía —. ¿Le pasó algo a mamá?

— Esa perra va a vivir hasta el fin de los tiempos.

Me sorprendió escuchar al hermano de Lía expresarse así de su mamá, la verdad es que no sabía absolutamente nada de la señora, pero era algo extraño que lo primero que escuchara de ella fuera una frase muy fuerte de parte de uno de sus hijos.

— ¡Te podrías callar! — le respondió molesta Lía —. No te quiero volver a repetir ¿Qué chingados haces aquí?

— ¡Dios santo Lía! ¿Con esa boca besas a tu madre? — Antonio comenzó a reír como lunático —. ¿Apoco un hermano no puede investigar cómo se encuentra su hermanita en una ciudad tan grande y peligrosa como esta?

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