Capítulo #10

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Había pasado todo mi domingo tirado en mi cama viendo documentales de asesinos seriales, uno tras otro. Quería darme un día para relajarme antes de regresar nuevamente al inicio tan demandante de semana. Había visto tantos programas que ya comenzaba a sospechar que Valeria era una asesina serial y que en algún punto nos mataría para poder ganar ella la beca; en mi mente ya había creado muchas maneras de evitar ser víctima de Valeria porque los primeros en ser asesinado seriamos Lía y yo, o tal vez sólo eran demasiadas horas de información tétrica alojándose en mi cabeza. Pero estaba bien por qué lo único que buscaba era llenar mi cabeza de datos inservibles para que mi cerebro se enfocará en desglosar esa información y no enfocarse en otras cosas que me alterarán o me hicieran sentir mal nuevamente. Y sí funcionó, porque al otro día desperté con la mente más despejada.

Sobreviví a las clases regulares y era hora de mi sesión con el doctor Green. Cuando entre en su oficina vi que Jess ya estaba ahí pero el Dr. Green no había llegado aún. Aproveche para contarle lo que había pasado un día antes con Lía después de que se había ido ella, y jamás me imagine la reacción que tendría y mucho menos a donde llevaría su respuesta.

—¡¿Estás loco?!— preguntó exaltada al escucharme.

—¿Es pregunta o afirmación? — le preguntó el Dr. Green mientras entraba en la oficina.

—No es nada.

Respondí yo en lugar de Jess y el Dr. Green sólo me voltio a ver y me dijo:

—Le pregunté a la señorita.

—Es una afirmación. Estoy segura.

—¿Y en que basas tu afirmación? —. Preguntó el Dr. Green muy interesado en la respuesta que Jess le daría.

Jess se quedó unos instantes meditando la pregunta del doctor.

—¿Quién en su sano juicio deja ir algo por lo que ha estado básicamente obsesionado? ¿Quién se aleja voluntariamente de algo que tanto desea?

—Si piensan bien las cosas la respuesta es algo obvia. Incluso sin saber el contexto detrás de tus preguntas hay una palabra que me viene a la mente. Me gustaría saber cuál creen que sea.

—Elocuencia—. Le respondí.

—Locura.

—La palabra que busco no es elocuencia ni locura, sin embargo, se podrían considerar correctas depende de la perspectiva que lo veamos—. Comenzó a explicar el doctor—. No obstante, la palabra que tengo en mente es autodefensa.

—¿Autodefensa? — me pregunté a mí mismo.

—Autodefensa destructiva tal vez—. Dijo Jess.

—Nuevamente entramos en la perspectiva, la autodefensa puede ser buena y mala, a veces vienen mezcladas. Solemos tener este mecanismo de autodefensa que nos detiene de entrar en situaciones en las que podríamos salir heridos, ya sea física o emocional y creo que una persona que hace ese tipo de cosas que acabas de mencionar podría estar actuando bajo las influencias del auto mecanismo de defensa que nos mantiene constantemente alerta al peligro que llegamos a creer nos rodea.

Me quede pensando en todo lo que el doctor Green había dicho, tanto que batalle demasiado para lograr concentrarme a lo largo de la sesión. ¿Acaso él tenía razón? Habló con una convicción que me hacía no dudar en ninguna de sus palabras, sin embargo, no lograba entender en que cambiaban esas palabras mi manera de pensar; sentía que algo había movido dentro de mí, pero no lograba identificar que era.

Cuando salimos de la sesión con el doctor Green le pedí a Jess que me acompañará a comer algo, por alguna razón ni tenía ganas de regresar a la finca; primero Jess no me quería acompañar por todas las cosas pendientes que tenía, pero al final logre convencerla y fuimos a un restaurante que estaba cerca de la universidad. Agradecí que no volviera a retomar el tema de la "autodefensa" porque me ayudó a relajarme aún más. Platicamos de lo emocionada que estaba de que fuera fin de semana porque cumplía 4 años con Manu y tenían unos planes fuera de la ciudad; me sentía muy feliz de que se tuvieran el uno al otro. De que fueran felices juntos.

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