Capítulo #9

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Me encantaban esos momentos en los que me sentía pleno y feliz, esos momentos que disfrutaba como si fuera lo más preciados en mi vida, siempre intentando aferrarme a ellos porque después de la plenitud siempre llega la soledad y esta vez no fue la excepción ; desperté al día siguiente sólo en mi cama sintiéndome tan solo y con una presión en el pecho que no me dejaba respirar, me consumía el vacío que sentía dentro de mí, no podía pensar en nada más que en la terrible sensación de no encajar en la vida, esa terrible sensación que se presentaba muy seguido en mi pecho, persistiendo tanto que lo único que quería era abrirme el pecho y poder respirar, pero sentía que ni eso iba a poder ayudar para poder dejar de sentir esa horrible sensación de vacío en mi vida.
Las horas pasaron y la sensación seguía ahí y yo solo me ocultaba debajo de las sábanas cerrando los ojos intentando pensar en qué momento todo se había tornado tan gris; mi teléfono había estado vibrando todo el tiempo, pero no quería saber nada del mundo así que simplemente lo ignoraba.
Lía llegó a mi puerta y comenzó a tocarla, preguntaba si estaba bien, que si estaba ahí, pero las palabras no salían de mi boca, lo único que salía de mi eran lágrimas que silenciaba con una almohada en la cara; no podía dejar que ella me viera de esa manera, no podía dejar que nadie me viera de esa manera, no soportaría la vergüenza, así que sólo callé hasta que se fue; en esos momentos me sentí como el peor ser humano del mundo pero no era un sentimiento nuevo para mí, sin embargo, por más acostumbrado que estaba a sentirlo, el dolor cada vez era más fuerte.

No entendía porque me sentía así, por más que buscaba alguna razón nada llegaba a mi cabeza; no pensaba en Lía, no pensaba en Jess o Manu, ni si quiera en Jerry y ni hablar de mi familia; no podía pensar en nadie, mucho menos en mí, porque si hubiera estado pensando en mí no hubiera deseado dejar de existir, hubiera encontrado el lado positivo como intentaba hacerlo, pero el único lado positivo que podía encontrar era un mundo sin mí en él y por más que me alejaba de ese camino mi mente estaba empeñada en destruirme y yo estaba tan cansado que solo quería hacerlo. Destruirme.

Me repetía una y otra vez "respira, solo respira y todo va a pasar" pero nada pasaba y al mismo tiempo todo pasaba. "¿Cómo le hace la gente para sobrevivir a esto?" Me preguntaba, tal vez intentando encontrar las fuerzas que necesitaba en ellos porque en mí se habían desvanecido, pero la voz de Jess comenzó a atormentarme: "claro que me he sentido mal, me siento como una mierda en estos momentos, pero hay una razón". Hay una razón, hay una razón, hay una razón. ¿Cuál es esa razón? ¿Cuál? No lo sabía, sin embargo, si sabía algo, me sentía como una mierda.

No quería admitirlo. No podía. Al menos en voz alta porque ya lo había pensado tantas veces, sin embargo, siempre encontraba la manera de hacerme sentir que no era así. Pero esta vez todo era tan fuerte, todo se sentía tan real; tanto que mi mente sólo intentaba buscar la respuesta del porque y eso me llevaba aún más abajo de lo que ya estaba. Intentaba no pensarlo tanto, pero sentía como si otra persona estuviera atrapada dentro de mi cabeza y se estuviera expandiendo a todo mi cuerpo para apropiarse de mi completamente y poder gritar "ESTOY DEPRIMIDO" y así poder enfrentarlo por primera vez. Sabía que esa persona no era yo así que regresaba al punto de partida para así volver a vivirlo una y otra vez, y jamás entendía su propósito. Solo lo seguí viviendo una y otra vez y otra vez y otra vez...

No sé cuánto tiempo pasó, tal vez una o dos horas desde que Lía había venido a buscarme y mi cabeza seguía dando vueltas sin parar, cuando escuché nuevamente que alguien tocaba a mi puerta.

— Ábreme, estoy sola—. Dijo Jess detrás de la puerta.

Me pare de la cama, fui al baño y me enjuague la cara para después ir a abrir la puerta y dejar entrar a Jess.

— Estaba dormido—. Le dije sabiendo que no lo iba a creer.

—¡Claro que no lo estabas! ¿qué pasó?

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