Capítulo #25

12 4 8
                                    


El clima estaba un poco frio, sin embargo, ya habíamos calentado el colchón de la cama colgante y las colchas que llevábamos encima hacían que no se sitiera nada el frio; Lía se encontraba muy nerviosa pero por fin se veía completamente lista para contarme un poco de su pasado y de su familia y yo estaba dispuesto o simplemente escucharla y no juzgar nada de lo que me contara porque entendía lo terrible que se sentía cuando te abres con alguna persona y esa persona simplemente llega a juzgarte, aunque sea con la pura mirada.

— Bueno pues por donde empezare —. comenzó a hablar después de unos minutos en silencio —. En ese entonces, me refiero como hace aproximadamente 5 años o tal vez 6 todo era completamente diferente; mi padre era dueño de dos farmacéuticas que tenían muy buen éxito en el pueblo, realmente llegaban a hacerle la competencia a las farmacéuticas grandes y eso hacía llenar de orgullo a toda la familia. En ese entonces a mi padre le iba tan bien que vivíamos en la parte bonita del pueblo, nuestra casa era muy bonita, no la podría llegar a comparar jamás con la finca, o con la casa de Jess o incluso con el departamento de Jerry, sin embargo, en el lugar en donde vivíamos si hacía que algunas personas se sintieran envidiosas por los negocios y la hermosa casa que teníamos y para mi padre eran sus tesoros, porque había trabajado toda su vida para conseguirlos; eran sus bebes...

Se detuvo un momento como si hubiera recordado aluna memoria en especial porque una pequeña sonrisa comenzó a dibujársele en el rostro.

—Mi papá era tan guapo, y sus anteojos me hacían pensar que era la persona más inteligente en todo el pueblo —. al decir eso su sonrisa se tornó más grande —. ¿Solo de todo el pueblo? Recuerdo que me preguntaba cada vez que se lo decía, y yo le respondía que sí porque no conocía a nadie más fuera del pueblo así que sería injusto compararlo con personas que aún no conoce, y recuerdo que cada vez que se lo decía el reía tanto y siempre terminaba con un abrazo y un beso en mi frente —. Lía sin darse cuenta se llevó su mano a la frente y sus dedos los paso sobre ella como si estuviera reviviendo esos besos que le daba su padre cuando era más pequeña, en el momento que noto que tenía sus dedos sobre su frente bajo rápidamente la mano para intentar disimular la acción, sin embargo, yo no hice ninguna reacción —. Mis padres se casaron cuando eran muy pequeños, mi madre tan solo tenía 17 años y mi padre ya tenía 20 cuando se casaron. Mi madre se volvió feliz de la vida en ama de casa y digo feliz de la vida, porque antes de que llegara yo a este mundo tenía una persona que solía irle a ayudar a limpiar todas las semanas, una vecina o algo por el estilo, la verdad es que no recuerdo ni siquiera su nombre. Mi madre hubiera sido la mujer más feliz viviendo una vida como la que quiero suponer vive tu madre, pero por más que mi padre se esforzara era algo que jamás iba a poder darnos, y con el tiempo eso a mi madre comenzó a fastidiar y solían tener siempre discusiones por dinero, sin embargo, mis compañeros de la escuela solían contar que sus papás también peleaban así que no solía prestarle atención, simplemente me encerraba en mi cuarto cuando pasaba, porque para ese entonces no eran tan seguidas las peleas que solían tener.

La mirada de Lía estaba perdida entre los árboles y yo intentaba no mirarla directamente a los ojos, para que no sintiera más presión de la que seguramente estaba sintiendo en esos momentos.

—Yo estaba en la secundaria y mi hermano Antonio estaba en la preparatoria a punto de entrar en la universidad, me acuerdo que para ese entonces no sabía muy bien que hacer o que quería estudiar, mis padres hablaban mucho de que estudiara leyes, pero a él parecía no importarle nada más que el futbol americano; lo entrenaba desde que tenía unos 8 años y realmente era una actividad que amaba tanto hacer —. Lía se acomodó entre las colchas y prendió un cigarrillo, algo que no había visto que Lía hiciera antes —. las cosas cambiaron muy drásticamente con la llegada de una banda delictiva a el pueblo, narcotraficantes o no sé a qué demonios se dedicaban, lo único que todos en el pueblo sabíamos es que no se dedicaban a nada bueno. A partir de que ellos llegaron al pueblo las cosas comenzaron a cambiar; primero empezaron los robos, de ser un pueblo en el que podías andar caminando por las calles sin ningún problema, las calles comenzaron a vaciarse porque nada más se ocultaba el sol y ellos salían a robar a la gente con armas de fuego; lo segundo que comenzó a pasar fue el aumento en los chicos consumiendo drogas, se les podía ver en los parques reunidos, primero fumando marihuana, pero conforme pasaba el tiempo los veías completamente perdidos, tirados en alguna banca del parque o simplemente tirados en las banquetas alucinando, en ese entonces las visitas por sobredosis en los hospitales subieron demasiado; después llegaron los cobros de piso o así es como lo comenzaron a llamar todos en el pueblo, consistía en que llegaban personas armadas a algún negocio y les pedían una mensualidad si querían que los dejaran trabajar en paz, fue a el Sr. Fernando, un señor que atendía una de las tiendas de abarrotes más populares del pueblo el que sufrió el primer atentado, y por desgracia en el atentado a la tienda del Sr. Fernando, su hijo de 14 años falleció por un disparo en la cabeza. Fue todo un suceso en el pueblo, y no solo en el pueblo, porque para la madrugada de ese día el pueblo estaba lleno de periodistas de los periódicos y cadenas televisivas más importantes del país.

Piérdete En MíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora