Desperté a la mañana siguiente con un dolor de cabeza que me hacía desear estar muerto. Todo estaba a tan brillante y el día tan caluroso, necesitaba refrescarme porque sentía que el bochorno me consumía; decidí ir a la alberca porque quería sentirme fresco y mi plan era solo tirarme en una orilla sin mover mi cuerpo ni un centímetro.
Estuve unos minutos sumergido en el agua, en completo silencio y sintiendo como mi cuerpo regresaba lentamente a mí, hasta que su voz me ancló por completo a la tierra.
— Creo que tuvimos la misma idea—. Dijo Lía mientras colocaba sus cosas en uno de los camastros—. Necesito regresar a la vida.
Colocó su toalla en la orilla de la alberca y metió sus pies en el agua, quedándose ella completa fuera del agua.
— Necesito sudar todo el alcohol de ayer.
Tomó el protector solar y comenzó a frotarlo en sus piernas, después en su abdomen y hombros, siguiendo por su espalda y terminando con sus brazos y cara. Pensé "quien está sudando ahora, soy yo" y comencé a incomodarme por el hecho de no poder dejar de verla de esa manera y pensé en que si ella se daba cuenta de la forma en que la estaba mirando la que realmente se sentiría incómoda sería ella, así que intente cambiar de canal haciéndole una pregunta.
— ¿Cómo te la pasaste ayer?
— Tus amigos son una joya—. Comenzó a decirme, pero no podía derivarme del camino que ya había tomado—. Jess, cuando dejo de portarse con una perra se convirtió en mi nueva persona favorita. Manu es muy gracioso y a Jerry sólo me dan ganas de abrazarlo y decirle que todo va a estar bien.
No pude evitar reírme con su comentario de Jerry porque tenía toda la razón, la nobleza que se encuentra dentro del cuerpo de Jerry es demasiada para su tamaño y todo el tiempo hace algún tipo de comentario, que solo te genera decirle que todo estará bien, que no se preocupe de más, pero es tan distraído que jamás entiende el sarcasmo en nuestras palabras y eso hace que quieras abrazarlo aún más.
— Te dije que eran las mejores personas y que tenías que conocerlos.
— Y en verdad te agradezco que me incluyeras. Sé que son personas importantes para ti.
No sabía si se refería a la plática que había tenido con Jess el día anterior, pero aunque quisiera concentrarme y buscar entre sus palabras las cosas que quería saber, mi mente sólo buscaba lo que veía, y lo que tenía frente a mí me estaba deslumbrando tanto que si ella decidía voltear a verme en ese momento se daría cuenta de lo tanto que la estaba deseando en ese momento.
Las gotas de sudor que caían por su abdomen perdiéndose en su bikini, el movimiento de su pecho cada vez que respiraba, sus ojos cerrados en dirección al sol y su cuello alargado a punto de alcanzar el cielo me estaban llevando a un peligroso lugar en el que sabía que no estaba invitado a entrar. No sé si era el sol que se reflejaba brillante en sus piernas, o su cuerpo lleno de gotas de sudor deslizándose sin temor o el hecho de que estaba perdiéndome por completo en ella, pero necesitaba y anhelaba descubrir el sabor de sus labios; sentía la necesidad de sentir sus labios rosar con los míos para de esa manera logrará atesorar la experiencia como uno de los mejores recuerdos y aferrarme a ese sentimiento por el resto de mis días.
Cuando estaba a punto de irse, salí de la alberca, no podía permitir que se alejara sin antes demostrarle lo mucho que me importaba y las cosas que comenzaba a sentir por ella; necesitaba probar sus labios, aunque me llegarán a condenar por ello.
— ¡Espera! — le dije una vez que me encontraba detrás de ella.
Ella giro hacia mí e intentando no pensar cosas de más, me acerqué lentamente a ella para que no sintiera que era un ladrón que llegaba a robarle algo tan personal, si no como un alma que estaba en busca de su verdadero hogar; coloque mi mano sobre su mejilla y cuando me encontraba a centímetros de ella solo cerré mis ojos y la bese. La besé de manera suave y tierna, cauteloso de entrar en terrenos desconocidos, pero lo suficientemente seguro como para saber que quería quedarme ahí siempre.
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Piérdete En Mí
RomanceTodo el tiempo pensé que a quien querías, necesitabas y tenías que salvar era a él, pero ese día tu mirada me dijo lo contrario, y aunque no lo quería escuchar, te armaste de valor y lo dijiste: "te quiero salvar a ti" y me quede helado. Te miraba d...