20. Micah, el cazador - Micah

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Micah - Philadelphia
Fábrica, Dic 20:20pm

Intentando controlar el temblor de mis brazos, provocado por los nervios, me paro firme, en la posición que Nevi me enseñó, listo para pensar rápido y contraatacar cualquiera que sea el tipo de ataque que la criatura utilice.

No necesita ni siquiera moverse para intimidarme. Su solo aspecto es suficiente para enviarme terribles corrientes heladas desde la nuca, por toda la espina dorsal. Es mucho más pequeño que un licántropo, por lo que no se compara a la amenaza que representaría Caleb, y no tiene la habilidad de cambiar de forma, por lo que parece una apuesta algo más segura que una sirena, pero no deja de ser horripilante a un punto casi insoportable de ver.

No obstante, no le quito la mirada de encima.

En el momento en que se lanza corriendo en mi dirección, el estómago me da un horrible vuelco, pero reacciono a tiempo para evadirla y darle un golpe contra el costado del cuerpo con una de mis rodillas, desviando su trayecto y provocando que ruede una vez por el piso. La criatura profiere un gemido escalofriante, y tras recuperar si postura, gruñe como un animal y se abalanza sobre cuatro patas directo hacia mí otra vez. Consigo atenazar casi por milagro uno de sus brazos con mi brazo correspondiente, al cual propino un tirón con todas mis fuerzas en la dirección contraria para exponer su nuca y asestar contra ella un golpe con el codo del otro brazo. 

La textura de su extremidad dentro de mi mano me provoca una sensación horripilante. La piel es tan pellejuda que parece moverse suelta sobre sobre el hueso, se siente acartonada al tacto, pero a la vez la recubre una capa viscosa, como si se estuviese pudriendo en vida. En lo que intento determinar qué clase de criatura es, la suelto casi por instinto, y caigo en cuenta de inmediato que no debería haberlo hecho, pues el golpe no tiene mucho efecto, y le tengo de nuevo encima tan pronto, gruñendo en una mezcla de siseos y gorgoteos, que me da poco espacio de tiempo a reaccionar. 

La criatura es tan rápida como Nevi, pero el problema no es su rapidez, sino las agudas garras al final de sus largos y huesudos dedos, y su espantosa boca llena de dientes afilados.

Hago lo posible por evitar tanto lo uno como lo otro en lo que arroja violentos zarpazos en mi dirección, y se mueve a mi alrededor buscando por donde atacarme con las fauces. A este paso, descuidaré tarde o temprano cualquiera de ambas y me llevaré un rasguño o un mordisco. Estoy teniendo serias dificultades en decidir cual es peor, y entonces recuerdo una de las lecciones de Nevi, aunque en torno a una criatura completamente diferente: un licántropo.

Nevi dijo que debería evitar a toda costa un mordisco. ¿Es acaso una regla general? ¿Por qué demonios no habré hecho más preguntas?

Así, evito sus ataques a la vez que respondo con otros de una forma más efectiva de la que hubiera imaginado. La presión está forzando mis reflejos a un límite insospechado, pero la fiera es mucho más dura de lo que había pensado.

Tengo a favor el hecho de que si bien luce humana, no posee la inteligencia estratégica de ataque a la que estoy acostumbrado por parte de Nevi. Evitar sus golpes no resulta demasiado complicado, pues son ciegos y precipitados. Está actuando precisamente del modo en que Nevi me advirtió que no debía actuar nunca. Por otro lado, la mayor dificultad me la supone el hecho de que no estamos practicando; su objetivo es matarme, y no se está conteniendo para nada en lograrlo. 

Empiezo a cansarme...

Caigo en ese momento en una realización siniestra. No estoy seguro de si podré matarlo. Pero, al menos... puedo ganar algo de tiempo para los demás.

HUNTERS ~ vol.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora