47. La nueva fábrica II - Nevi

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Nevi – Philadelphia
Fábrica, Dic 17:40pm

Llegados a la fábrica todo parece estar en el mismo sitio en que estaba la última vez que me fui, sólo que ahora sé que habrá más gente dentro además del ermitaño que solía vivir allí por su cuenta.

No puedo evitar mirar con nostalgia al edificio en ruinas frente a nosotros, el que ha llegado a parecerse a un hogar como el que hace años no tenía, y pensar que podría llegar el día en que el verdadero dueño del terreno con su edificación decida reclamarlo de vuelta. Sólo queda esperar porque ese día no llegue. Un grupo de vagabundos como nosotros no podría permitirse comprarlo legalmente; menos en el área industrial.

Basta con que Micah y yo nos aproximemos a la fábrica para avistar la primera señal que corrobora que Byron está de regreso, y no es otra que su perro, Keeper, quien viene en nuestro encuentro y empieza a rodearnos, olisqueándonos las piernas. Se detiene en mí por un tiempo más largo y le hago una rápida caricia en la cabeza antes de seguir avanzando:

—Aquí está uno de los canes, pero no veo al otro.

Como si le hubiese invocado, allí aparece Caleb, en la entrada y dibuja una sonrisa al vernos mientras nos observa acercarnos desde la entrada de la fábrica.

—¡Ya estabas tardando! —exclama aliviado cuando salva la última distancia que nos separa para venir a encontrarme en un tiempo sorprendentemente corto. Sus habilidades van en aumento y es asombroso a la vez que preocupante.

—¿Bromeas? ¿Después de la divertida persecución de la última vez? No me la perdería por nada —me burlo, rodeándole los hombros con el brazo de la mano buena en un breve saludo que corresponde con tanta fuerza en uno sólo de los suyos que casi me exprime las entrañas por la garganta—. ¡Oof! —resoplo— ¡Cuidado, Spike!, algunos aquí no somos indestructibles.

—Lo siento —se ríe con un poco de corte.

—Es broma. Me alegro de verte, Caleb.

Le doy dos palmadas contra el hombro y vuelvo a rodearlo, mientras que con el otro brazo rodeo a Micah, y caminamos los tres de vuelta a la fábrica, entre charlas y risas.

Ni siquiera he puesto un pie dentro de la fábrica y ya me siento en casa con Micah a un lado y Caleb al otro, como si fueran dos hermanitos menores a los que he echado más de menos de lo que querría admitir.

Dentro me recibe el olor de algo que se está calentando en el microondas y una visión completamente distinta al aspecto que tenía este lugar cuando me fui. Empieza a parecerse mucho al salón principal de una casa y no sé hasta qué punto me alegra o desconcierta.

Los dos niños más pequeños están sentados juntos como siempre, en un sofá viejo y percudido que habrán sacado del tiradero de basura, junto a un siempre serio Byron, a quién me alegra también ver de regreso en una pieza. Los chiquillos hojean una revista vieja, pero levantan la mirada al vernos entrar en la estancia.

—¡Nevi! —exclama Cassie, poniéndose de pie y dejando la revista a un lado, lo cual provoca que Byron levante la cabeza, virando en nuestra dirección.

Le hago una seña de paz con la mano buena, que él responde con una sonrisa por una de las comisuras y un movimiento de cabeza a modo de saludo.

Tal y como era de esperarse, el pequeño albino corre para venir en encuentro de su hermano y se entierra entre sus brazos. Hunde el rostro contra su pecho exhalando algo parecido a un sollozo, y cuando levanta la vista tiene un suave rocío en los ojos. Es una de las cosas que no han cambiado nada y que hubiese querido que lo hicieran.

HUNTERS ~ vol.2 | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora