UN NUEVO COMIENZO ¦ SOMOS PADRES¦ || JEON JUNGKOOK ||

N°46

"Él no las dejará"
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Jeon Jungkook

—¡Appa! ¡Llegaste! —me gritó a lo
lejos—

Me puse en cuclillas esperando a que mi dulce niña viniera corriendo hacia mi, abrí mis brazos a lo que más me daban y le sonreí con grandeza.

En cuanto Young Mi me vio que yo la estaba esperando con la misma emoción que traía ella, comenzó a correr más fuerte provocando que su pequeña mochila que cargaba en su espalda se sobresaltada.

—Appa, te extrañé mucho —me dijo una vez que se estrelló en mi pecho—

—Y yo a ti preciosa —la abracé lo más fuerte que pude con el cuidado de no dañarla— te extrañé un montón princesita.

—¿Por qué no me llevaste contigo? —me preguntó haciéndome reír—

—No podía preciosa, tenía que trabajar, te hubieras aburrido mucho.

—Pero hubiese estado contigo —se apartó un poco de mi dejándome ver su rostro—

—Pero ahora ya estoy aquí —besé su frente y le di una sonrisa—

Young recargo su cabecita en mi hombro y me abrazo por el cuello.

Vi a So Yeon quien nos miraba con una gran sonrisa, pero a la vez aparentaba estar algo triste.

Desde que había llegado hace un par de horas de Tokio y me reuní con So Yeon para venir a buscar a nuestra hija a su jardín infantil, la había notado un poco extraña, no como la última vez que la vi antes de irme a Japón.

No había tenido la oportunidad de preguntale que era lo que le estaba pasando, pero seguramente si se lo preguntaba me diría que todo estaba bien, la conozco y se como actúa cuando se encuentra de esa forma.

De todas formas debía hacerlo, no podía pasar por alto que se estuviera sintiendo mal, todo de ella me importaba y quería saber que estaba pasando.

Me levanté cargando a Young en mis brazos y le sonreí a So Yeon.

—¿Appa, vendrás todos los días por mi? —me preguntó—

—Claro, todos los días de todas las semanas —le guiñe un ojo—

—¡Si! —exclamó más que emocionada—

—¿Y sabes que? —le murmure—

—¿Que? —dijo ella copiando mi mismo tono—

—Cuando el clima comience a mejorar, depues de recogerte del jardín todos los días iremos a la heladería por helados de chocolate.

—Que sea un secreto —me susurro Young al oído— a mi Omma no le gusta que coma mucho chocolate.

—Entonces que sea nuestro secreto —reí por lo bajo y chocamos nuestras palmas—

—Vuelvo en seguida —nos dijo So Yeon—

—¿Donde vas Omma? —Young giró su cabecita para voltear a verla—

—Iré a hablar con tu profesora, no tardo —dijo—

—Pero... Yo me porque bien —dijo— hoy no hice desorden.

—Lo sé mi amor —dijo So Yeon— ya vuelvo.

So Yeon se fue dejándonos solos a mi y a Young en el patio de la entrada.