UN NUEVO COMIENZO ¦ SOMOS PADRES¦ || JEON JUNGKOOK ||

N°59

El fin de todo
~
~
~
~
~
~
~
~

Kim So-Yeon

—¿Llevas las galletas? —le pregunté.

—Si Omma —dijo.

—Young no te la puedes comer por el camino, la profesora dijo que eran para compartir —dije.

—Solo le daré de mis galletas a los niños que me agradan —dijo.

—Tienes que darles a todos Young, o tu tampoco resiviras de las otras cosas que llevarán tus demás compañeros.

—No importa —arrugó su nariz.

—Young Mi, tienes que aprender a compartir con los demás —la mire.

—Hay niños que no me agradan —frunció su ceño.

—Ese no es un motivo para no darles, cariño —dije.

—Claro que sí —frunció su ceño.

—Young Mi...

Young se bajó como pudo de la silla del comedor y se fue corriendo hasta la sala.

—¡Agh! —solté un suspiro.

Sentí los pasos de Jungkook que bajaban por la escalera, escuché que le dijo un par de cosas a Young y luego vino hasta la cocina para buscarme.

—¿La pequeña ya está lista? —me abrazó por la espalda y me dejó un pequeño beso en el cuello haciendo que mi piel se erizara más de lo debido.

—Si —dije dándome media vuelta para poder ver su rostro.

—¿Por qué está enojada hoy? —rió un poco.

—No quiere compartir sus galletas con sus demás compañeros —le dije.

—¿Y por qué debería hacerlo? —ladeo su cabeza.

—¡Jungkook! —lo golpeé en su hombro izquierdo.

—¡Auch! se me había olvidado que pegabas como todo un boxeador profesional —se quejó.

—Es mejor que te cuides de mis puños o ya verás —dije.

—Eso me da miedo —rió arrugado su nariz— eres toda una bravucona Kim So Yeon.

Reí.

—Volviendo al tema, ya veo de donde Young ha sacado su lado egoísta —dije.

—Estaba bromeando linda —rió—hablaré con ella en el auto —dijo para después darme un pequeño beso en mis labios.

—Por favor —suplique y él asintió.

—Te extrañaré hoy en el trabajo —hizo un puchero.

—Aaww, yo también te extrañaré —sonreí.

—¿A qué hora terminarás con lo de tu madre? —preguntó mientras se acercaba al recipiente de las frutas para sacar un racimo de uvas.

—No lo sé —dije— tal vez un poco antes de juntarnos con tu madre para la cena.

—Te llamaré —dijo echándose un par de uvas a la boca, asentí.

—Oye, lamento no poder acompañarte hoy al laboratorio —le dije.

—No te preocupes, tu madre necesita de tu ayuda, puedo ir solo —me dio un beso en la frente— te avisaré cuando tenga los resultados en mis manos.