❝Amigos más que amigos❞ ー KookTae

Mío

Ni siquiera tuvo la oportunidad de hablar para cuando JungKook lo llevó a rastas a su casa como tornado arrazando a todo lo que se le pusiera en frente. Ni siquiera saludó a su familia cuando entró, llevó de la mano al castaño sin importar nada ni nadie escaleras arriba y se metieron en su cuarto. JungKook se detuvo e intentó calmar su respiración unos instantes, intentando digerir todo lo que acababa de pasar. Agradecía a la santa trinidad haberse dado cuenta de que el mayor había desaparecido en la salida de la escuela siendo que ellos siempre volvían a casa juntos. Logró verlo por unos instantes caminando con otro chico y se alarmó al darse cuenta se que se trataba de BoGum. Los siguió de forma sigilosa, pero toda discreción se fue por la alcantarilla cuando escuchó los gritos de TaeHyung.

Como le hubiese gustado al menos sacarle un diente de tanto golpe, pero no tuvo suerte.

- ¿Qué te hizo? ¿Estás bien? -tomó ambos hombros del castaño y escaneó todo su cuerpo con la mirada.

- E-Estoy bien -musitó con la cabeza gacha.- Gracias a que llegaste tú, no me tocó mucho...

- ¡¿Llegó a tocarte?!

La sorpresa fue doble cuando alcanzó a ver una marca rojiza en el cuello canelo. No era muy notoria ni grande, pero eso no quitaba que la sangre le estuviese hirviendo a mil grados celsius y en aumento. Ese idiota se atrevió a tocar a TaeHyung incluso sabiendo que estaba con él, en definitiva su tabique nasal sería exitosamente pulverizado la próxima vez que lo vea.

- Mierda -suspiró con pesadez.- Ese pedazo de imbecil es un sinvergüenza. Lo siento, Tae, debí haber estado contigo antes.

Lo rodeó con sus brazos y dejó que el mayor descansara su cabeza sobre su hombro. Al instante sintió como este volvía a temblar, señal de que las lágrimas comenzaban a rodar por sus mejillas.

- Fue mi culpa -sollozó.- Yo acepté hablar con él a solas...

- No lo es -negó de inmediato JungKook.- Tú no te buscaste que te hiciera eso. Deja de culparte.

Los brazos del azabache se sintieron tan cálidos y seguros que se permitió dejarse envolver por él mientras descargaba aquella tristeza. Agradecía que fuese tan atento y se percatara de su ausencia en la salida, porque de otra forma la historia habría acabado de peor manera. Quizás a veces se quejaba de que JungKook almacenara tanta información en su cerebro cual stalker acerca de su persona y lo tuviera en constante vigilancia veinticuatro siete, pero por primera vez en mucho tiempo se sentía aliviado de que fuese así.

Tras unos buenos minutos en los que pudo calmar su llanto, el menor lo tomó de la mano y lo llevó hasta la cama. Hizo que se sentara en el borde y seguido empezó a desabotonar la camisa de TaeHyung con lentitud para revisarlo, y una vez llegó a abrirla por completo se percató de unas marcas en ambos costados de su cintura, probablemente de la fuerza que hizo ese tipo para que no se moviera del lugar. El azabache gruñó, en verdad odiaba pensar en que esas marcas quedarían por un tiempo sobre la piel de TaeHyung. Las de otra persona.

- Kookie -lo llamó en voz bajita, y al levantar la mirada notó como las mejillas del castaño se tornaban rosadas.- N-No me gustan esas marcas...

- Lo sé, Tae. Pero pronto se irán.

- ¿Podrías... Tú... -tanteó en si soltarlo o no, pues de repente la vergüenza frenaba sus palabras.- ... Hacer tus marcas sobre... E-Estas?

JungKook lo miró con sorpresa, pero el mayor se tapó el rostro para evitar cualquier contacto visual tras tremenda petición de su parte. No quería tener que ver aquellos moretones frente al espejo y recordar su porqué. A la única persona que le permitiría hacer eso es a JungKook, y a pesar de no haberse buscado el problema, se sentía apenado de que el azabache no haya sido el primero que marcara su piel. Ni siquiera habían llegado a instancias más íntimas entre ellos, pero no se imaginaría a ninguna otra persona mas que a él.