Desconocidos

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A la hora de comer, decidieron no cocinar y comer fuera, principalmente por petición de Yoongi quien debía cocinar esa tarde, porque habían decidido repartirse las tareas y Jimin había cocinado el día de ayer. Si, al inicio el pelinegro no quería que su nuevo conviviente realizara las tereas del hogar, pero luego de que Jimin le reprochara que para que las cosas funcionaran debían empezar a trabajar en conjunto, porque así seria todo mas sencillo para ambos.

Al contrario de lo que ambos habían planeado, terminaron comprando banderillas en un carrito callejero y sirviéndoselas en el parque sentados en el pasto, acompañados de una agradable charla demasiado interesante para poder prestar atención al resto de las personas que circulaba por el lugar.

Ya se les hacia tarde, por suerte ambos tenían el mismo turno de cuatro a ocho de la noche, así que luego de que terminaran sus jornadas, podrían encontrarse en la para de autobuses para seguir con aquella conversación que no había concluido. Recogiendo los palillos y algunas servilletas que habían usado, para botarlas a la basura, se pusieron de pie para comenzar a andar.

 — Yo creó que los animales realimente pueden entendernos, ya sabes, entienden cuando nos enojamos, o estamos tristes... — Jimin hablaba tomado de la mano de Yoongi, mientras caminaban por aquel parque.

— También creo lo mismo, porque cundo Nube araña las cortinas o bota su comida al suelo, desaparece por completo, como si realmente supiera que tuvo un mal comportamiento. Es un gato muy astuto.

Ambos rieron, como si en el mundo solo existieran ellos.

— ¡¿Jimin?!

Era la voz de un infante.

Las risas desaparecieron poco a poco.

— ¡Jimin! — La voz de un pequeño niño otra vez, a medida que los chicos giraban la cabeza en dirección hacia donde ésta provenía las risas ya habían muerto en el aire por completo — ¡Abu...! ¡Es el tío Minnie! ¡¿Verdad abu?! 

Tanto Jimin como el chico que sujetaba su mano se quedaron congelados en pedio del parque.

Eran los padres de Jimin junto al sobrino mas pequeño de éste.

— ¡¿Abu... Por que no nos acercamos?! ¿¡Porque dijeron que el tío Jimin había muerto? — El pequeño de siete años jalaba de la mano a la hermosa mujer para dirigirse hacia el rubio — ¡El no esta muerto! ¡Esta allí!

Los ojos de Jimin se llenaron de lagrimas.

Yoongi trago un nudo que se había formado en su garganta al escuchar las palabras del pequeño de mejillas gorditas.

— Jimin... ¿Ellos son...? — Pregunto muy bajito.

Los dos adultos que acompañaban al menor estaban igual de estáticos, observando como su hijo menor estaba allí, bien, feliz, tomado de la mano de aquel chico, había podido salir a delante luego de ser arrojado a la calle por ellos. Ese chico de cabellos rubios que llevaba la sangre de ambos, estaba allí, de pie a unos escasos metros frente a ellos, luego de cinco años sin verle, estaba allí, manteniéndose fuerte a pesar de querer correr a abrazarles con un dolor punzante en el corazón.

— ¡Vamos... Vamos donde Jimin!

Una parte de Jimin quería correr en dirección a sus padres y abrazar a aquel niñito que rogaba dirigirse hacia el, pero otra parte de el esperaba que sus padres se acercaran, se preocuparan por el, le preguntaran sobre como fue su vida, lo saludaran siquiera con la mano o le entregaran una sonrisa, esa parte de Jimin no le permitía mover sus piernas.

Esa parte de Jimin que esperaba que sus padres le pidieran perdón era mucho mas fuerte que correr hacia ellos.

— No Branco — Dijo duro y seco el hombre, tomando al pequeño en brazos — Jimin no existe más, te estas confundiendo pequeño.

Cold Hands | YMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora