Más allá de los ojos

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— Bien, por lo que me has contado parece que no necesitas que te traslade con un psiquiatra — Dijo la joven mujer de cabellos cortos sentaba frente a Yoongi — ¿Estás seguro que me has dicho todo? — El chico lo pensó un momento y luego asintió — Igual si hay algo que te estes guardando, ahora  no recuerdes o creas que no es importante podemos ir hablandolo en las siguientes citas — Escribió en su ordenador y luego miró al pelinegro — Éste camino será largo, pero podras mejorar y estar bien de verdad, te lo aseguro.

Yoongi asintió y salió de la consulta, guardando en uno de sus bolsillos la nota con la próxima cita.
Se sentía  tranquilo, si bien no le había dicho todo lo que pasaba por su mente, le dijo bastante y la mujer con gafas no lo juzgó en ningún momento como creyó que lo haría.
No era primera vez que hablaba con un psicólogo, pero esta cita no se comparaba a la que tuvo cuando tenía doce años, cuando rompió un espejo de su habitación y su mamá creía que necesitaba ayuda. Esa vez el señor de gran barriga y con bigote parecía enojado de escuchar lo que él tenía que decir, cuando trato de comentar sobre lo triste que se sentía siempre, y la rabia que sentía en su interior sin razón aparente, que lo hacían perder la cabeza y volverse violento consigo mismo, el sujeto suspiró pesado, como aburrido del pequeño niño que solo buscaba ayuda. No hizo bien su trabajo y Min Yoongi no asistió más, porque sus padres creyeron que había sido solo una extraña rabieta, ya que luego el chico parecía "estar bien y tranquilo". Lo que ellos no sabían es que había aprendido a mentir mejor y ocultar bajo siete candados lo que realmente sentía, liberandose a si mismo solo cuando estaba solo y nadie podía observarlo quebrarse y lastimarse.

Esta vez fue diferente, Yoongi realmente no mintió, mostró su verdadero "yo", oculto algunas cosas, que probablemente soltaria con el tiempo, pero fue totalmente sincero con todo lo que dijo, y quedo bastante satisfecho con las respuestas e indicaciones que le dio Ashley, quién si hacía un buen trabajo.

En media hora debía ir a clases.

Le gustaba lo que estaba estudiando, aunque siempre haya preferido la música, la carrera de enfermería no era terrible, le gustaba ayudar. Aunque sabía que los hospitales eran lugares llenos de sufrimiento y penas, el creía que estando allí podría aportar su granito de arena para hacer la vida de aquellas personas un poco mejor. La primera vez que debía hacer su exámen práctico de toma de muestra de sangre, debía llevar a una persona que se ofreciera para realizar el examen, pero no tenía a nadie.

Y podría ser muy descuidado con los quehaceres de su hogar, pero jamás con los del instituto.

Así es como terminó preguntando a cada uno de los chicos de sus diferentes clases si podían ser su conejillo de indias.

Pero nadie aceptaba.

Excepto uno, Jungkook.

— ¿Necesitasa a alguien para tomarle sangre? — Se acercó diciendo el castaño, luego de ver que una de las chicas se alejaba luego de disculparse por no aceptar.

— Si. Estudió enfermería — Dijo, mirando al chico que reconoció de una de las clases que tomaban juntos — Es para aprobar el examen práctico.

— ¿Y porqué no se lo pides a algún familiar? — Dijo y el mayor miro hacía un lado sin saber como responder la pregunta, entonces Jungkook entendió que no tenía a nadie — Oh... Lo siento...

— No importa — Dijo mirando otra vez al menor, quién le ganaba por varios centímetros — Tendré que seguir buscando.

— Yo puedo hacerlo — Sonrió mostrando sus dos dientes delanteros.

— ¿Enserio? — Dijo sorprendido.

— Sí. Yo si estuviera en tu lugar jamás me habría acercado a personas que no conozco para pedirles algo así — Se paso la mano por el cabello — Hubiera preferido reprobar el examen. Eres responsable — Sonrió nuevamente y extendió su mano hacía el pelinegro — Soy Jungkook.

Cold Hands | YMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora