Episodio

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Su vida se había vuelto demasiado tranquila desde que Jimin vivía junto a él, siempre lograba hacer que cada día fuera distinto, lo sacaba de la tediosa rutina creando distintos panoramas, como esa vez donde lo obligo a hacer karaokes con él, o cuando lo invitó a visitar por la noche a sus amigos que vivían en la calle, comprándoles de comer y algunas mantas, o cuando juntos crearon un circuito de juegos para sus mascotas, y que al final se terminaron divirtiendo mas ellos, mientras que Jofranka y Nube dormían a un lado del sofá.

Siempre estaba ese chico allí, con una sonrisa en su rostro alegrando sus días.

Pero algo no iba bien ese día.

Algo no estaba bien con él.

El pelinegro sentía ganas de llorar, de estar solo, de encerrarse en su cueva y no salir jamás otra vez a la luz del día. Ese sentimiento estaba volviendo, luego de mucho tiempo sin estar con el, ese sentimiento volvía a atacarlo de forma desprevenida.

¿Qué hizo mal?

Ashley le había recetado unas píldoras que se tomaba sin falta al pie de la letra, no había día que las olvidara y siendo sinceros ese día no había sido uno de los mas estresantes, entonces... ¿Qué le estaba ocurriendo?

Jimin nunca había presenciado uno de sus episodios donde se salía de control, a excepción de la vez que lo encontró en la ventana y nunca  hablaron sobre eso, porque era un recuerdo algo doloroso para ambos, entonces... ¿Qué pasaría si le ocurría estando con Jimin en el hogar?

No, de tan solo pensar en eso le entraron las ganas de morirse.

Solo Jungkook había estado presente en mas de alguno de sus episodios y no quería hacer pasar al pequeño rubio por algo así.

Quizá dos de sus píldoras solucionarían las cosas, quizá le hacia falta una dosis extra.

— ¿Qué buscas?

— ¡Joder Jimin! — Se sobresaltó — No sabía que estabas en casa... ¿Tu turno no terminaba a las ocho hoy?

— Así es Yoongi, son las diez de la noche ¿Dónde estabas tu? — Se acercó a pelinegro — Se supone que llegarías a las cinco, me tenias preocupado, de hecho te llame...

¿Las diez de la noche? ¿Cuánto tiempo estuvo en aquel mirador meditando sobre sus sentimientos?

— Perdón... Solo, necesito las píldoras... — Siguió buscando entre los cajones, mientras esas sensaciones se volvían cada vez mas intensas y el aire comenzaba a faltarle.

No.

No, no, no.

Le estaba ocurriendo justo en ese momento.

Hace tiempo no sentía aquellos horribles sentimientos. Ashley le había explicado que pasaba por episodios donde, de una manera sencilla de explicar, actuaba como en estado automático, donde su cuerpo realizaba acciones que no siempre el quería hacer, como autoinflingirse heridas,  como método de defensa involuntario para lidiar con la realidad de las emociones que estaba atravesando. También le había explicado que por suerte jamás había dañado a terceros, porque era una posibilidad de que ello pudiera ocurrir.

Por mas que intento quedarse estático, sin moverse, concentrándose en respirar, sin emitir ruido alguno para que esos pensamientos, emociones y sensaciones, que los estaban golpeando uno tras otro, abandonaran su cuerpo tan rápido como iban llegando.

Pero fue inútil.

Allí estaba clavando sus uñas en la piel de sus brazos, luego en su rostro y luego en la palma de sus manos al hacer fuertes puños.

Cold Hands | YMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora