Epílogo

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Cinco años después.

— ¿Estas listo?

Había estado luchando por eso hace dos años, habían apresurado sus planes para poder lograr aquello que ahora se estaba haciendo realidad.

— Si, vamos a hacerlo.

— SeokJin dijo que al salir de aquí lo llamáramos para no perdernos la inauguración — Le tomó la mano — Lo lograste...

— No Yoongi, lo estamos logrando — Desde el asiento del copiloto se acerco para besar a Yoongi quien estaba en el lugar del conductor — Y lo estamos logrando juntos...

El pelinegro asintió sonriendo.

— Juntos... — Le quito el seguro a las puertas.

Ambos salieron del automóvil que con tanto esfuerzo habían logrado comprar entre ambos.

Hace cinco años que Yoongi trabajaba en aquel hospital donde desde el instituto lo enviaron a hacer la practica profesional y al terminar de inmediato le dieron el empleo, la paga era bastante buena, mucho más que el sueldo mínimo, y por mucho que al inicio la carrera no le hacia mucha gracia, al estar en el campo laboral realmente se había enamorado de su labor. Por otro lado Jimin, estaba a un año de terminar su carrera de canto y artes escénicas en la universidad mientras seguía trabajando en la pastelería.

El rubio esperó a Yoongi hasta que llegase a su lugar para que juntos caminaran hacía aquel lugar tomados de la mano.

Manos donde se hallaban esos lindos añillos de oro con los que habían decidido contraer matrimonio hace un año.

Si, aquello no estaba en sus planes aún, de hecho había sido una decisión algo apresurada, pero jamás presionada, porque ellos se amaban, realmente lo hacían, pero aunque no necesitaban de aquella unión para asegurarse que eran el uno para el otro, si la necesitaban para aquello que estaban a punto de cumplir.

— Hola, somos Yoongi y Jimin... Hemos venido por... 

— Oh... Pasen, la directora les está esperando... — El guardia del lugar les acompaño hacía una de las puertas marrones.

Muy nerviosos le siguieron, entrando por aquella puerta.

— Buenos días, tomen asiento por favor — La mujer desde el escritorio les sonrió — ¿Nerviosos?

— Si... — Jimin le devolvió la sonrisa.

— Vamos, no hay de que preocuparse, han cumplido con todos los requisitos para llegar hasta aquí — Dijo gentilmente — Ji-bin no tiene la menor idea, así que será una sorpresa para él.

Desde que el pequeño de cabello marrón que en ese momento tenía ocho años cuando fue arrancado de los brazos de Hye-Sun, cuando los de servicios sociales se enteraran que el menor no era hijo de aquella mujer, y que su abuelo, el único hombre que llevaba su sangre había muerto, Park Jimin y Min Yoongi, llevaban visitándole todas las semanas en aquel internado donde fue llevado. La mujer que había logrado salir adelante junto a sus pequeños, abandonando el puente y consiguiendo lograr alquilar un departamento, con la ayuda de Seokjin y su super programa para indigentes, se hallaba muy afectada, sabia que aquello algún día podía ocurrir pero jamás se imagino que dolería tanto.

— Necesito que firmen aquí, y es todo.

Ambos, con las manos muy temblorosas y el corazón a punto de salirles del pecho, firmaron el documento.

Lo habían hecho.

Lo habían logrado.

— El pequeño es todo suyo — Sonrío la mujer — Le pedí a los guardias que fueran por él, pero probablemente estará haciendo un berrinche, como no sabe que ustedes son la pareja que lo adoptará, probablemente no quiere venir... ¿Por que no van por el?

Cold Hands | YMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora