Cálidos

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Jimin se quedó a pesar esa noche en la casa de Jungkook, y la noche siguiente cuando llegó Jofranka ya recuperado, y la siguiente y la siguiente a esa.
El rubio no podía aportar con los gastos de la casa, claramente, pero ayudaba con el orden y la limpieza, mientras Jungkook estaba en el instituto, o cada vez que salía sin la compañía de éste pedía limosna que luego entregaba como "pago" por dejarlo dormir y tomar duchas en su hogar. Claro que el castaño se oponía a recibir cualquier cosa que viniera de éste, porque para el no era necesario, a pesar de que él dinero no le sobrará, tampoco le faltaba al tener al chico en su casa.

Ambos chicos se habían vuelto realmente cercanos, junto a Yoongi tambien, claro, cuando el gitano iba a BangFood a buscar a Jungkook, al irse parecían tres buenos amigos caminando por las calles de la ciudad. Y quizá sí, realmente estaban volviéndose en muy buenos amigos.

Amigos.

Eso fue lo que Jimin siempre tuvo, en demasía, pero con los que cortó toda comunicación al comenzar con su vida en las calles.

Había veces donde les extrañaba y se preguntaba si seguirían siendo amigos si lo veían en esas condiciones.

Quizá si, quizá no.

Jimin se encontraba bastante lejos del lugar donde solía vivir, así que nunca se topaba con gente que conocía de su infancia y de alguna forma estaba agradecido de ello.

Por otro lado, Yoongi estaba cada vez mas atraído hacía éste chico, con su forma de ver la vida y lo lindo de su sonrisa, estaba embobado por esa chispa que poseía el de cabellos rubios, pero vamos, Yoongi aún no notaba o más bien no decifraba sus sentimientos hacía Jimin.
En la siguiente cita que tuvo con Ashley se cuestionó o no si debía hablarle sobre éste chico vagabundo, pero se decidió por no hacerlo, él chico no lo hacia sentir mal, entonces si no era malo no habría que decírselo a su psicóloga, pensaba.

Ahora caminaba por el centro de la ciudad mirando vitrinas de tiendas donde vendían ropa de chico, pensando en que le vendría bien a ese gitano. Jamás hablaron de gustos y los de Min Yoongi exactamente no eran de alta etiqueta, y como Jungkook le comento que la familia del chico era adinerada, estaba haciendose un agujero tanto en la cabeza como en su billetera al tener intenciones de comprarle ropa.

— Hola, ¿Que tal Kook?

— Hola, bien ¿Que ocurre?

— Nada, ¿Estas con Jimin? — Miró la bolsa que llevaba en la mano, se había decidido por llevarle un jeans negro y una camiseta de seda con mangas, de color blanco con pequeños brillos — Estoy llegando a tu departamento.

— Ah... No, el salió con Jofranka — Dijo el chico al otro lado de la linea — Te iré a abrir la puerta — colgó.

El chico y su cachorro llevaban cinco días allí, pero para Jungkook parecía ser una eternidad, ya que en esos cinco días el chico de sonrisa cuadrada que tenía loco al castaño no había ido a su hogar a regalonear con él, porqué  sí, él menor podía verse muy rudo, pero adoraba los mimos. Estaba apoyado en el marco de la puerta cuando vio a Yoongi llegar con una bolsa en la mano de una tienda reconocidamente costosa que se encontraba en el centro de la ciudad.

— Oh, no debiste molestarte, no es mi cumpleaños — Estiro los brazos para recibir la bolsa.

— Es para Jimin — Contesto el pelinegro entrando al departamento.

— Agh...¿Porqué jamás me has dado un regalo a mí? — Empezó a hacer memoria — Para mi cumpleaños me regalaste tu almuerzo en el trabajo, porque lo olvidaste ¿Lo recuerdas?

— ¿Cuantas veces debo disculparme por eso? Ya sabes que no tengo buena memoria para esas cosas...

El castaño ya no le estaba poniendo atención porque escribir en su celular parecía ser una tarea mas importante.

Cold Hands | YMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora