Esa mañana Jimin se levantó a las 5:00 y salió a correr como de costumbre. No era algo con lo que hubiera negociación. Cada mañana hacía el mismo recorrido de diez kilómetros al lado de la playa, a excepción de los días de invierno cuando la temperatura no alcanzaba los cero grados o en días lluviosos en que se quedaba tumbado al lado de la chimenea con algún libro en el regazo, mirando por la ventana y compadeciéndose de sí mismo.La lluvia lo hacía sentir vacío, hubiera querido tener un recuerdo triste de un día lluvioso al cual aferrarse para justificar su carencia en días así, pero lo único que podía recordar era la primera vez que durmió en los brazos de Jungkook durante todo el día como parte de un plan de manipulación macabra.
No tenía nada propio a excepción del amontonado amasijo de premios en un mueble incrustado en la pared. Ni una mascota en toda su vida. No porque odiara los animales, sino porque la idea de que una vida dependiera de la suya le producía un estado de agotamiento general que lo hacía desistir. Cualquier idea que hubiera pasado por su cabeza sobre formar una familia, quedaba descartada al instante.
Durante casi la hora que duraba la carrera repasó el horario de clases de ese día, luego alrededor de las 3:00 debía ir al banco a hacer el depósito mensual a RM, iniciales que correspondían al seudónimo usado por el detective privado que había trabajado para él durante los últimos dieciséis años.
Finalizando la terapia después del incidente y no pudiendo superar su obsesión, lo localizó y desde entonces mantuvieron una búsqueda; frenética al principio, pero con el pasar de los años y no teniendo pistas concretas se volvió más un hábito rutinario, que superó al deseo en sí, de juntar esa pieza faltante de su pasado.
Saliendo de la ducha preparó un licuado de zanahoria y naranja que bebía los lunes en la mañana antes de comenzar las tareas del día. Su dieta metódica y obsesiva lo había mantenido a salvo de sufrir enfermedades propias de esa edad como hipertensión u obesidad.
Tomaba espaciadamente los sorbos del jugo sentado delante de la computadora mientras revisaba los emails de la semana. Lo de siempre, lluvia de publicidades y algún que otro desalentador mensaje de su detective donde le explicaba que, por alguna razón nueva esta vez, la última pista también había sido falsa e iniciaban la búsqueda en otra dirección.
El anticuado detective aún no se había abierto a la tecnología y seguía insistiendo en que el correo electrónico era la vía más segura y discreta de intercambiar información, pues todos se habían mudado años antes a los teléfonos inteligentes donde se ya se almacenaba información de cualquier categoría, pero él se mantenía fiel a lo tradicional.
Jimin vio cómo se rodaba el vaso de jugo del borde del escritorio y por más que su acto reflejo intentó parar el golpe, el vaso dio en el suelo y se hizo añicos. Maldijo en dos lenguas su torpeza, la suya natal y otra aprendida durante las giras con la compañía a los países del norte europeo.
Se levantó en busca de los accesorios de limpieza para recoger los pedazos de vidrio esparcidos por el suelo cuando su vista pasó por el monitor reconociendo la firma del correo del detective en más de seis mensajes en la bandeja de entrada.
Una aparente urgencia en la información, pero de ser así habría podido llamarlo desde cualquier teléfono. Era más fácil y rápido transmitir un mensaje a viva voz, que usando un medio que Jimin checaba solo los fines de semana.
Recordó frustrado que no tenía siquiera el número del detective. De ser así lo habría llamado de inmediato para reclamarle por la información tardía.
Abrió uno a uno los mensajes y notó el mismo contenido en todos, un archivo en formato .pdf adjunto. Lo descargó a la computadora y olvidó que debía recoger los vidrios aún esparcidos por el suelo del despacho junto con el líquido naranja que ahora había alcanzado la alfombra. Clickeó dos veces y el archivo le mostró lo que parecía la portada de un libro, no entendiendo del todo de lo que se trataba optó por leer el mensaje del detective.
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ℭ𝔲𝔞𝔫𝔡𝔬 𝔰𝔢𝔞 𝔪𝔦́𝔬 ••𝗄𝗈𝗈𝗄𝗆𝗂𝗇••
FanfictionJimin es un exitoso bailarín que goza de alto reconocimiento en el ámbito artístico. Estricto y tenaz, así como lleno de prejuicios inculcados por su padre sobre esta profesión y lo que se dice de los hombres que la ejercen. Obsesionado con jamás ll...