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En la mañana del fin de semana Jimin despertó temprano a pesar de que tenía la costumbre de quedarse durmiendo hasta la 1:00 de la tarde. Puso una alarma y se levantó dispuesto a recibir una disculpa haciendo un desayuno de alcurnia para llevárselo a su hospedero al sofá, aunque de seguro se iba a despertar apenas escuchara los movimientos en la cocina.

Sabía que Jungkook no desayunaba o lo hacía de camino al trabajo si tenía tiempo de bajar a comprar un café. Así que un detalle como ese sería una buena forma de expresar cuán arrepentido estaba por su comportamiento y asegurarse de que sus deseos de reconciliación fueran recibidos.

Las cosas habían cambiado poco para Jungkook en cuanto a su demora para trasladarse al trabajo. Era casi igual que cuando vivía en su otra casa pues también quedaba lejos de la agencia, aunque en otra dirección. La única mejoría había sido el auto de uso que había comprado para ir a trabajar, que perteneciera a uno de sus antiguos vecinos. Legal y con la matrícula en orden, pero por el precio al que le fue vendido, no dudaba que la procedencia no fuera la más limpia y derecha. Sin embargo, había sido obligatorio comprarlo pues en aquella zona apartada no había nada en que salir o entrar que no fuera en transporte particular.

En la casa no había otra cosa que huevos y café para desayunar, porque era Jungkook quien se encargaba de llevarlo todo. Algunas veces fue a acompañarlo cuando se trataba de comprar en un mercado local en las cercanías.
Para él habría sido suficiente porque era como un pajarito comiendo, sólo unas pocas picadas y estaba satisfecho, pero Jungkook no.
A él había que alimentarlo con mucho y variado. Decía que se ejercitaba cada día al salir del trabajo y por eso llevaba una dieta bastante rica en toda la gama de nutrientes. Este detalles lo hacía portador de una buena figura, aunque demasiado musculosa para lo que constituía el concepto particular de belleza masculina de Park Jimin.

"Una mierda esto, iré al mercado" —murmuró malhumorado Jimin y salió como andaba sin perder tiempo cambiándose de ropa, apenas con un abrigo por encima del pijama. Cogió dinero del lugar donde Jungkook dejaba una reserva para emergencias y arrancó en el auto. Estuvo de regreso unos cuarenta y cinco minutos más tarde con dos bolsas llenas de mariscos frescos, vegetales, pan y yogurt para Jungkook, que lo necesitaba según él para tener una digestión completa.

Se alegró al notar que Jungkook aún dormía profundamente, así tendría tiempo para cocinar con sigilo antes de que despertara por el olor a comida. Sus habilidades culinarias no habían avanzado mucho, aunque ya podía hacer ciertas cosas. Poniendo interés en ello, había aprendido como saltear mariscos cortados en trocitos para luego agregar encima una salsa picante que completaba la receta. Así no había posibilidad de arruinar nada.

Coció cuatro huevos duros. Frió dos pulpos enteros con ajo, tostadas con jalea de naranja, tomates rojos en trozos, zanahorias rayadas y café americano para Jungkook y con leche para él. No habían hablado en dos días y a pesar de que Jungkook se moría por preguntar que era lo que olía tan delicioso en la cocina, se aguantó las tripas y la lengua hasta que lo fueron a despertar.

Pero él ya estaba despierto desde que Jimin puso un pie fuera de la habitación, sin embargo prefirió no delatarse. Lo sintió murmurar alguna maldición, revisar las vasijas y el refrigerador un par de veces, rebuscar el dinero en la alcancía, pero seguían enojados desde la discusión de aquella noche.

Fue cuando lo sintió salir de la casa y encender el auto que su estómago dio un salto fuera de si. Su cabeza se volvió un torbellino de pensamientos descabellados. Jimin lo estaba abandonando. Estaba escapándose de allí en su propio auto. Aún así no se movió. Luchando en contra de sus deseos de retenerlo, se quedó con los ojos cerrados en la misma posición. Si Jimin quería irse no lo detendría.

ℭ𝔲𝔞𝔫𝔡𝔬 𝔰𝔢𝔞 𝔪𝔦́𝔬  ••𝗄𝗈𝗈𝗄𝗆𝗂𝗇••Donde viven las historias. Descúbrelo ahora