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Maratón 3/5

Jimin quedó desconcertado momentáneamente.

—¿Tae? ¿Qué te ha hecho Tae? —preguntó a penas fue capaz de reaccionar.

—Sé que estoy aquí porque él quiso que me invitaras. No soy tonto. Sé de su interés por mí, apartando el hecho de que me lo hayas dicho tú mismo. No quiero ser grosero con él, así que mejor que se le digas tú que eres el amigo.

—Si sabías ¿por qué has venido de todas formas? —preguntó Jimin ofendido ante semejante acusación que lo había tomado desprevenido.

Jungkook no necesitó pensar en la respuesta.

—Porque siempre quise la oportunidad de hablar contigo. En seis años que nos conocemos es la primera vez que tenemos una conversación que no sea "se me descoció el pantalón o perdí un botón de la chaqueta". Si hemos terminado me voy a retirar. Quiero revisar unos videos que he filmado este amanecer.

—Claro, puedes irte. —agregó Jimin restándole importancia al asunto— Intentaré hablar con Tae y decirle que no estás disponible.

—Oh, sí lo estoy. —respondió Jungkook mordiéndose el labio— Sólo que no para él.

—Imbécil. —murmuró Jimin apenas lo vio dar la espalda. Jungkook escuchó las murmuraciones, pero se limitó a dejar el plato en la basura y se fue a la habitación.

Jimin se quedó en la mesa analizando lo que no tenía que ser analizado porque estaba claro,  con la boca abierta viendo a Jungkook deshacerse de la playera antes de llegar al piso superior. Tenía un tatuaje a medio terminar en el área de las costillas.

Tae despertó cerca de la 1:00 de la tarde más recuperado. Jimin ahora se sentía incómodo con Jungkook y más aún con la conversación de la mañana. Debía hablar con Tae para que fuera un poco más sutil con él, sin tener que decirle las palabras exactas que había usado el imbécil aquel.

Entró en la habitación y Tae ya vestido se arreglaba el cabello. Jimin reunió fuerzas e intentó ser lo más delicado posible para decirle que dejara a Jungkook en paz y que disfrutaran del viaje juntos y Tae entendió lo que entiende una pared. Bajó las escaleras gritando el nombre de Jungkook a todo que lo daba su garganta.

Esa tarde irían a recorrer la pequeña ciudad y de paso probar la comida y la cerveza local. Pasaron frente a la ArtBox, una de las tiendas de regalo más populares de Jeju y Tae animado quiso comprar una taza para cada uno como recuerdo de su primer viaje juntos, con ese pretexto le haría el primer regalo a Jungkook. Las eligió en verde y mandó grabarles sus nombres. Compró además dos pulseras rojas iguales para él y para Jimin, pues Jungkook no quiso entrar a la tienda y se quedó filmando cómo jugaban a las escondidas unos niños al otro lado de la calle.

Como segundo destino de la tarde tenían al Magpie Taproom, que quedaba algo alejado de donde estaban pues estaba ubicado en el otro extremo de la playa, pero según Tae aseguraba que valía la pena ir hasta allá. Servían cerveza artesanal y tenía una sección al aire libre a la que podrían mudarse en cuanto el sol refrescara. El sol estaba en su apogeo por lo que se quedaron en la parte de abajo del bar, en un espacioso reservado con una pared de cristal que daba directamente a la playa. Jimin apartó las cortinas y disfrutó de la vista en lo que Tae y Jungkook se acomodan.

Pasaron las primeras horas de la tarde al resguardo del sol, entre pláticas de lo que era la vida como artista, lo que harían una vez que terminara el contrato con la compañía y Jungkook tomó una de las servilletas de la mesa sacó un lápiz y comenzó a dibujar algo en ella. Tae Hyung curioso se acercó a ver por encima de su hombro.

ℭ𝔲𝔞𝔫𝔡𝔬 𝔰𝔢𝔞 𝔪𝔦́𝔬  ••𝗄𝗈𝗈𝗄𝗆𝗂𝗇••Donde viven las historias. Descúbrelo ahora