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A pesar de que Komaeda permaneció quieto durante la llamada, sin molestarse en recoger su arma, mantuvo la mirada fija en él, alerta a cualquier movimiento. Komaeda lo miró también sin distraerse; sus ojos eran neutrales pero atentos. Se levantó una ráfaga de viento, ligera pero fría.

Hajime tembló casi por reflejo, enroscando los dedos alrededor de su teléfono como respuesta, como si eso lo mantuviera caliente. Cuando la llamada terminó, inmediatamente metió su teléfono en su bolsillo y se volvió completamente hacia Komaeda.

Su oído todavía zumbaba con el sonido electrónico de la voz de Kuzuryuu y sus instrucciones sonaban en la mente de Hajime. Las indicaciones se mezclaron con la situación y los eventos de la noche creando un pequeño remolino en su cabeza.

Un remolino que no tenía la energía para comprender. Suspirando, dejó todo a un lado y se centró en el momento presente. Lentamente se dirigió hacia Komaeda, alzando las manos con las palmas abiertas, las miradas fijas y sin moverse.

-¿Y ahora qué? -preguntó Komaeda, rompiendo el silencio-. ¿Llamaste a alguien para que venga a matarme en tu lugar? ¿Debo correr ahora?

-Si realmente sintieras que eso es lo que hice, no te habrías quedado tanto tiempo -Hajime respondió-. Toma tu arma. Nos vamos.

-¿Nos vamos?

-Sí, ya me has oído antes, ¿verdad? -Hajime levantó una ceja-. Si Enoshima descubre que no puedo matarte, se acabó el juego para los dos. Además, no me rebajaría tanto como para que otro viniera a matar a mi objetivo. Tengo una reputación.

-Wow, qué amable de tu parte, un asesino que se preocupa por la reputación. Ahora puedo dormir tranquilo sabiendo que no tendrás a ninguno de tus amigos irrumpiendo en mi apartamento para matarme.

-Ahórrate el sarcasmo. Ya sé que si realmente te sintieras así, te habrías largado hace eones.

-Bien, me has descubierto -Komaeda cruzó los brazos-. Aún así, eso no me da ninguna razón para confiar en ti.

Hajime suspiró, pero el punto de Komaeda se explicó con claridad.

-Mira, seré franco y te informaré la situación. No soy capaz de matarte, pero Enoshima no lo sabe. Por lo que ella sabe, mi plan está funcionando sin problemas, pero ¿por cuánto tiempo? Si no entrego los resultados de que los medios de comunicación pongan informen tu muerte como noticia principal, estamos los dos jodidos. Conspirará para matarme y enviará a alguien a matarte. Alguien que pueda matarte, debo añadir. Ahora mismo, soy el asesino a la vista y uno desarmado, para empezar.

Komaeda se quedó mirando un momento antes de frotarse el pelo.

-Por lo tanto, esencialmente estás diciendo que el enemigo conocido es mejor que el enemigo desconocido.

-Sí, exactamente -Hajime exhaló-. Ahora nuestra única opción es asegurarnos de que Enoshima no se entere de esto. Por eso llamé a mi amigo y tenemos que irnos. Juró que no dejaré que alguien más te mate, nadie te pondrá la mano encima.

-Lo juras, ¿eh? -Murmuró Komaeda-. Excelente viniendo de un sicario.

-Tú eres el que intentó dispararme -Hajime levantó una ceja-. Es injusto acusarme de ser deshonesto cuando tú también lo eras.

Un momento pasó entre ellos. Hajime centró su vista en Komaeda. Entonces, él sonrió y se rió ligeramente.

-Vale, bien, otra vez me has descubierto. Suponiendo que confíe en ti, ¿cuál es tu plan?

-Vamos a recoger nuestras armas y dejar este callejón juntos, pareciendo los amigos cercanos que no somos, y dirigirnos a la casa de mi amigo. Entonces, hablaremos y resolveremos nuestro plan desde allí.

I can't kill you (so we must be destined to be together)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora