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—¿Komaeda? —Hajime asomó la cabeza—. Soy Hinata.

Komaeda levantó la vista de su libro. El sofá volvió a estar ocupado por él, una manta alrededor de sus piernas. También había una taza de café sobre la mesa frente a él, humeando ligeramente.

En el momento en que vio a Hajime, se apresuró a cubrir su cara con el libro, pero al poco tiempo lo descendió, contemplándolo con un poco de rosa en sus mejillas.

—Hinata-kun, qué sorpresa...—dejó el libro en la mesa.

Hajime sonrió a medias y entró, permitiendo que Sonia, Souda y Tanaka entraran, los tres saltando detrás de él. En el momento en que Komaeda los vio, sus ojos se abrieron y se puso de pie abruptamente. La manta cayó al suelo cuando los tres entraron, Hinata cerró la puerta.

—Nagito, hola. —Sonia saludó mientras se quitaba los zapatos.

Komaeda no perdió el tiempo. Cruzó la habitación a grandes zancadas antes de lanzarse sobre ellos. Los tres se tambalearon hacia atrás y alrededor mientras estiraban la mano para abrazar a Komaeda, envolviendo fuertemente sus brazos alrededor de él lo mejor que podían.

Komaeda cerró los ojos y se inclinó hacia los tres, una sonrisa brillante y amplia en su rostro. Hajime se alejó cortésmente, dándoles algo de espacio.

—¿Sorprendido? —Souda sonrió acariciando el cabello de Komaeda.

—¡Sí, por supuesto que lo estoy! —Komaeda exclamó y apretó su agarre sobre ellos—. ¡Los he extrañado tanto! ¡Tanto!

—Los sentimientos son mutuos, se extienden entre los cuatro —Tanaka palmeó el brazo de Komaeda—. El espacio y el tiempo podrían haber conspirado para mantenernos separados, pero al fin las estrellas se han alineado para que se produzca nuestro encuentro.

—Fue idea de Hinata, él tuvo la iniciativa de traernos aquí.  —Sonia agregó suavemente, guiñando el ojo en dirección al aludido y alzando un pulgar. 

Ante eso, Hajime se quedó sin palabras y sin ideas de como reaccionar, más que sólo sonrojarse. No esperaba que Sonia lo revelara tan pronto. Inmediatamente, Komaeda lo  miró  y Hajime sintió que se derretía. Sus ojos estaban muy abiertos debido al asombro y brillantes a causa de las lágrimas de felicidad.

—¿E-En verdad? ¿Hiciste arreglos para que vinieran aquí? ¿Todo por mí?

—Sí, lo hice.

La boca de Komaeda quedó abierta por un momento antes de desenredarse de los tres. Dos rápidos pasos más tarde y estaba abrazando a Hajime, acurrucado en sus brazos.

Hajime dio un paso hacia atrás involuntariamente por la fuerza pero le devolvió el abrazo. El cabello blanco le hizo cosquillas un poco, pero la calidez de Komaeda en sus brazos era agradable y la disfrutó.

—Gracias, Hinata-kun —Komaeda lo miró—. Aprecio mucho esto, es muy importante para mí.

—De nada —Hajime apretó suavemente a Komaeda, sonriendo—. Ahora, ¿tomamos un poco de té?

—¡Sí! —Komaeda sonrió y se inclinó por un segundo, abrazando a Hajime de nuevo antes de que se alejara y se dirigiera a sus amigos—. Vengan, déjame mostrarle la casa a los tres.

—¡Nos encantaría! —Souda saltó, agarrando el brazo de Komaeda—. ¡Lidera el camino!

Los tres se alejaron, adentrándose en el lugar. Hajime les permitió irse antes de ir a la cocina a hacer un poco de té. Poniendo agua fresca en la estufa, encendió el interruptor.

Luego, revisó los gabinetes, seleccionando un té negro y una tetera. El agua estaba terminando de hervir cuando los cuatro regresaron, la voz de Komaeda se filtró a la cocina mientras acomodaba a sus amigos en la sala de estar antes de aparecer en la entrada de la cocina.

I can't kill you (so we must be destined to be together)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora