I can't kill you (so we must be destined to be together)

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El tiempo se le escapó a Hajime y su mente se centró sólo en dos cosas.

Primero, el dolor.

Enoshima no estaba bromeando cuando le dijo que gritaría. En algún momento, la garganta de Hajime cedió y no pudo gritar más, sus cuerdas vocales irritadas.

El dolor se había superpuesto al sufrimiento en capas enfermas, como si Enoshima estuviera apilando un pastel. Tarde o temprano se derrumbaría y también la resolución de Hajime de guardar silencio.

Segundo y último... En cómo no podía traicionar a todos. Habían trabajado tan duro planeando acabar con Enoshima y posiblemente todo eso se había ido al garete. A pesar de que había visto el USB y el plan había sido codificado por Hajime, no importaba.

Tenía un indicio de un plan en su contra. Con el elemento sorpresa desaparecido, todo lo que Hajime podía esperar era que se formara un nuevo plan mientras ella estaba ocupada con él.

Dar más información podría poner en peligro cualquier plan nuevo.

Era una esperanza frágil, también alimentada por la intuición de Hajime diciéndole que Enoshima puede que no sepa que él y Komaeda eran almas gemelas.

Si se enteraba... no había duda de que inventaría algo horrible que lo involucrara tanto a él como a Komaeda.

Conocía a la perfección las locuras que ella era capaz de realizar durante todo esos años que trabajó para ella, sumando los cuadros que se ubicanban en su oficina. Si Enoshima tuviera la oportunidad de poner sus manos encima de él...

No quería pensar ni en la posibilidad, no permitiría que las uñas rojas de ella lo alcanzarán. Uno de ellos estaba a salvo y lo mantendría así. Hajime estaba dispuesto a permitir que Enoshima se deleitara con su sufrimiento, salpicando toda la habitación con su sangre si con eso conseguía tener a Komaeda lejos del peligro. Lo protegería sin importar el precio. Si uno de los dos tenía que morir, Hajime se aseguraría que fuera el mismo.

Por supuesto, Enoshima también cumplió su promesa de matarlo lentamente. Se dieron descansos, el silencio de la habitación solo fue roto por los gemidos de dolor y jadeos de Hajime.

A veces, Enoshima golpeaba con las uñas a lo largo del carrito, el chasquido de ellas ponía los sentidos de Hajime más nerviosos, temblando en angustia sin poder evitarlo. Ella sonreía al verlo en ese estado.

Sin embargo, también hubo momentos en que Hajime se quedó en completa oscuridad, sintiendo que estaba muerto de verdad, pero por buena o mala suerte, volvía a abrir los ojos. Esas veces, estaba seguro de que Enoshima se iba, teniendo a Ikusaba de guardia sobre él.

Hajime lo consideró como algo innecesario. No escaparía en su condición. Incluso si pudiera superar el dolor, estaba seguro de que alguna de sus extremidades estaba rota. Quizás varias. En el momento en que se moviera, se lastimaría más.

Además, definitivamente estaba en un búnker privado. No había forma de saber el diseño del lugar e incluso si llegaba a una salida, podía bloquearse. No, estaba efectivamente atrapado.

Hajime cerró los ojos y se permitió vagar un poco. Pasó más tiempo, tal vez horas o minutos, pero de repente Enoshima estaba de vuelta frente a él, lo que obligó a a mirarla.

Llevaba una camisa de diseñador y una falda corta con el cabello recogido con fuerza en sus dos coletas. Las uñas rojas se clavaron con intensidad en su barbilla y la sangre brotó al instante, manchando más el rostro de Hajime repleto de sangre seca.

-Estás hecho un asco -Enoshima gorjeó-. Mukuro, haz algo al respecto -Hizo un gesto grosero a Hajime, como si fuera un objeto-. A este ritmo, su hedor traerá a la Fundación del Futuro a nuestra ubicación más rápido.