| 13 |

2.9K 324 1K
                                    

-Parece que tu noche fue larga -Hanamura saludó a Hajime cuando entró por la parte de atrás-. ¿Tuviste una noche salvaje con tu cita? -Añadió con un guiño coqueto.

Bostezando detrás de su mano, la mente de Hajime se dirigió a la cena, el cuchillo, la pistola, y la sensación de demasiado calor que pronto siguió después. Sin mencionar el encuentro con Kuzuryuu y Pekoyama. De alguna manera, todo eso se sintió como hace eones a pesar de que habían pasado menos de veinticuatro horas desde que todo eso había ocurrido.

-Se podría decir que sí. -Hajime murmuró, frotándose la cabeza. Tardó en darse cuenta que su respuesta no fue la más adecuada.

Los ojos de Hanamura se abrieron de par en par y se acercó un poco más a Hajime, dándole un ligero codazo en el costado.

-¡Vaya, vaya, esa fue una respuesta inesperada! Tendrás que contarme más tarde. Con mucho, mucho detalle. -Sus cejas se movieron, reflejando sus intenciones pervertidas.

Hajime retrocedió un paso

-¿No tienes trabajo que hacer?

-No es nada que no pueda dejar de lado para escuchar un poco de suculentos detalles... -La mirada de Hanamura de repente se iluminó sobre Hajime, moviéndose por encima de su hombro-. ¡Bueno, bueno! Hablando del diablo~ Tu novio está aquí.

-¿Mi qué? -Hajime medio preguntó pero sabía que vería a Komaeda en el momento en que se diera la vuelta. Por supuesto, vio su cabello esponjoso y blanco.

-No seas tímido~ -Hanamura sonrió con fuerza-. Komaru y Asahina eran muy habladoras y sabemos que ustedes dos han tenido algunas citas -Se acercó y empujó ligeramente a Hajime hacia el frente de la tienda-. Vamos, habla con él, ¡todos te apoyamos!

Hajime abrió la boca para protestar, pero Hanamura le empujó con más fuerza y pronto tropezó hacia el frente. Por el rabillo del ojo pudo ver a Asahina y Komaru levantando los pulgares de forma sutil. Al menos Touko le echó una mirada de lástima. O tal vez se estaba burlando de su desgracia a través de su compasión.

Hajime no lo sabía,pero lo tomó a pesar de todo y se enfrentó a Komaeda, que estaba en la caja registradora como de costumbre, sonriendo con inocencia. En el momento en que sus ojos se encontraron, él lanzó la más cálida y brillante sonrisa.

-¡Hinata-kun, buenos días! -exclamó con alegría, como si Hajime no hubiera intentado acuchillarlo en un callejón la noche anterior-. ¿Cómo estás?

-Komaeda -Hajime inmediatamente le devolvió la sonrisa-. Buenos días a ti también. Me va bien. ¿Y a ti?

-Oh, bien como siempre -Komaeda respondió-. Me gustaría probar tu chai latte. Me siento un poco tradicional. En grande, por favor.

-No hay necesidad de justificar lo que quieres beber -Hajime metió el pedido en la caja-. ¿Algo más?

Komaeda hizo una pausa para buscar en su cartera.

-En realidad, sí que hay.

-¿Qué puedo ofrecerte? -El dedo de Hajime pasó por encima de la pantalla.

-Me gustaría saber cuándo sales del trabajo hoy -Komaeda respondió con una gran sonrisa traviesa, alzando un poco la voz-. ¿Quizás podamos caminar juntos a casa? Ya que tu casa está tan cerca de la mía.

Detrás de él, Hajime podía sentir a sus compañeros de trabajo y sus mentes implosionando por las implicaciones que Komaeda estaba dejando. Sus miradas estaban fijas en él, aunque estuvieran escondidos en la puerta de acceso exclusivo persona, podía sentirlas, y Hajime juró que escuchó un chillido emocionado silenciado de forma apresurada por una mano.

I can't kill you (so we must be destined to be together)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora