| 36 |

2K 223 558
                                    

A la mañana siguiente, Hajime se despertó con Komaeda presionado cálidamente contra su costado. Aún tenía los ojos cerrados y respiraba suavemente.

La luz se derramaba por la ventana y, por primera vez en su vida, el corazón de Hajime estaba tranquilo, hundido en serenidad. Una burbuja de su propio pequeño mundo que estaba tan cerca de ser suyo... de forma permanente.

Esta mañana, con facilidad y alegría, podría ser de Hajime para siempre.

Siempre que Enoshima estuviera muerta.

Sin embargo, por ahora tenía que hacer estallar la burbuja de la ociosidad. Inclinándose hacia adelante, le dio un beso en la frente a Komaeda antes de levantarse e ir al baño. Mientras se lavaba, Hajime revisó su teléfono, que tenía algunos mensajes.

Uno de ellos era de la propia Enoshima, lo había recibido durante la noche y por supuesto que no se había dado cuenta de eso. El calor de la cama y Komaeda lo dejó a medias, pero Hajime se obligó a abrirlo y leerlo

Enoshima: ¡Hola, Kamukura! Cuando tengas tiempo, pasa por tu nueva asignación y para darme una última actualización.

Los ojos de Hajime se pegaron a la parte final. ¿Sobre qué podría querer una actualización? ¿El caso de Komaeda? Con suerte, ella solo quería escuchar que él había "completado" ese trabajo. Dejando su teléfono a un lado, Hajime terminó de lavarse y salió del baño.

Komaeda estaba sentado en la cama, con el cabello un poco desordenado, su cara somnolienta, tallando uno de sus ojos mientras bostezaba de forma adorable. Inmediatamente, el mensaje de Enoshima fue olvidado por completo; su mente concentrándose en la belleza matutina del chico delante suyo. Hajime se dirigió a la cama y presionó un afectuoso beso en los cálidos labios de Komaeda que aún permanecía adormilado.

Komaeda se inclinó y pronto se enredaron en las sábanas, sus pechos desnudos presionados contra el otro.

-Buenos días...-Dijo Komaeda mientras se alejaba de su beso.

-Buenas -Hajime pasó una mano por el cabello de Komaeda, jugando con sus mechones blancos-. ¿Dormiste bien?

Komaeda tarareó.

-Sí, bastante bien -Presionó una mano sobre el cuello de Hajime-. Esos son algunos buenos chupetones.

Hajime le devolvió el favor, los de Komaeda resaltaban más a causa de su palidez.

-Puedo decir lo mismo.

Komaeda soltó una carcajada y volvió a besarlo antes de rodar ociosamente y sujetar a Hajime al colchón.

-¿Por qué no nos tomamos con calma esta mañana? -Preguntó mientras se sentaba a horcajadas sobre él perezosamente.

-¿Oh? -Hajime se estiró y tocó las caderas de Komaeda, disfrutando la vista que tenía ante él-. ¿Calma? ¿Para quien?

-Para nosotros dos... -Komaeda se arqueó hacia abajo-. ¿A menos que tengas algunas quejas?

La acción agregó más presión y Hajime no pudo encontrar ninguna queja.

-No, no tengo quejas.

-Bueno -Komaeda lo besó a lo largo del costado de la mandíbula-. Déjame consentirte...

Eso fue fácil. Hajime permitió que él tomara el control, rodando en el lánguido placer y calidez de la mañana y del propio Komaeda. Cuando terminaron, Komaeda presionó un suave beso en sus labios antes de ponerse de pie, un poco tembloroso.

-¿Nos bañamos? -Preguntó por encima del hombro.

-Por supuesto. -Hajime se levantó, contento con la idea.

I can't kill you (so we must be destined to be together)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora