Parpadee con pereza moviendome entre unas suaves sábanas con olor a jabón y un toque de lavanda. Eran deliciosas, tibias y limpias. La almohada extremadamente cómoda. Y para ajustar habían dos de ellas.
Abracé la segunda almohada con una sonrisa en los labios.Amaba abrazar la maldita y comodita almohada.
Y lo mejor de todo es que no llegará Nicholas a quitarme todo con un golpe en la cara. Extrañaba a mi hermano pero justo ahora no. Soy feliz.
Estaba tan distraído disfrutando de la comodidad en la que me encontraba que no reparé en el hecho de que no estaba en mi cama , mucho menos en mi casa. Que precisamente el apartamento que compartía no olía precisamente a mi roomie, que por cierto es algo sudoroso y de la mala manera, sino que olía bien, ¡Que decir! Super bien , había un toque de madera por allí , de roble húmedo podría decir , pero a fin de cuentas delicioso.
-¡Ah!- suspiré apretándome más en las cobijas , ni Nicholas ni Mike y su humor agrio me sacarían de aquí.
- veo que estás bastante cómodo-
Abrí los ojos con sorpresa. Ok. Esa no era mi voz ,y definitivamente no era la voz de mi consciencia. Con el corazón comenzando a latir cada vez más rápido me giré para ver justo a los pies de la cama, a un Leonardo sentado y con una sonrisa en los labios.
Ok eso sí me sacó de la cama y brinque a un lado casi prácticamente hasta el otro lado del colchón.
Leonardo solo alzó una ceja sin dejar de lado su sonrisa.
El silencio se instaló entre nosotros por unos segundos. Yo no sabía que decir ,mucho menos cuando toda la información del día anterior fue procesada con claridad en mi mente y todos los recuerdos me hicieron enrojecer.
¡Mierda que espectáculo tan bochornoso había dado!
Leonardo en medio de un suspiro se levantó y con calma camino hasta mi lado. Está vez no huí.
Su mano fue a mi cuello y allí la dejo con cariño mientras movía lentamente su pulgar.
- ve a ducharte, dejé ropa y un cepillo nuevo , hablaremos luego de que desayunes - dijo antes de darme un beso en la frente y luego salir de la habitación dejándome lo más confuso que nunca he estado.
¿De dónde diablos había salido un Leonardo tan cariñoso?
Con pesar ví la suave cama. Tenía que dejarla atrás.
Suspiré, levantándome camino al baño, una vez estuve listo bajé hacia el comedor.
La casa de Leonardo era bastante agradable, pequeña he de decir , pero demasiado cómoda. En el segundo piso solo habían dos habitaciones, la suya y la que parecía un estudio. Lógicamente no podía perderme detalle. Era un lobo muy curioso y siempre con el maldito defecto de meterme dónde no me llamaban.
Al bajar las escaleras, me encontré con una moderna sala de estar, de mueblería blanca y café, con una ventana abierta que mostraba la isla de la cocina con una barra alrededor.
Sonreí al ver al lobo con un delantal de plástico que traía figuritas de patos.
- nunca pensé que llegaría el día para verte así - le dije mientras me sentaba en la barra , observando al lobo, el cual seguía siendo mi perdición, solo era verlo para sentirme igual de atraído que la primera vez que lo ví.
- y yo soñé muchas veces en el día en que te vería ahí - dijo Leonardo dejando un delicioso plato frente a mi.
Sonreí ante sus palabras.
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Relatos de la manada oeste.
WerewolfLos alfas siempre son vistos como los líderes intocables que solo saben hacer una cosa : ordenar. Y eso es algo que Mike Jeferson odia. Él necesita estar entre sus betas en la lucha, con sus hermanas y hermanos , ir con los capataces a criar sus c...